Domingo 22 de diciembre de 2019, p. 30
En el inicio del asueto de fin de año las centrales de autobuses de la Ciudad de México, ayer estuvieron llenas de vacacionistas que pasarán unos días fuera de la capital para los festejos de Navidad y Año Nuevo.
Aunque muchos ya habían planeado vacacionar para estas fechas, pocos previeron el alza de la demanda en los boletos, y no los compraron con anticipación, lo cual deriva en largas esperas en las terminales, pues los adquieren en el momento en que llegan a éstas.
No obstante, personal de mostrador señaló que en estas épocas, y sobre todo 23, 24 y 30 y 31 de diciembre, aumentan las corridas para dar abasto a la demanda. Algunos empleados comentaron que las corridas pueden incrementar más de 10 por ciento, e incluso 20 a 30 por ciento, eso depende de la compra de boletos y de la disponibilidad de autobuses, también puede haber incremento en tarifas.
En un recorrido realizado por este medio a la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO), la Terminal Central de Autobuses del Norte y la Terminal de Autobuses del Sur se constató que muchos capitalinos y oriundos de otros estados optaron por pasar las fiestas de fin de año con familiares, la mayoría, y otros se hospedarán en hoteles y hostales de provincia.
La cosa es ir a relajarse un rato, ya trabajamos un año, es justo ir a visitar a la familia y comer rico
, comentó Iván, quien viajó a Orizaba, junto a su esposa e hijos.
Aunque los boletos se pueden comprar también por Internet, y algunas empresas incluso dan descuentos por compra anticipada, pocos planean, admitió Karina, quien esperaba Central del Norte, viajar la tarde de ayer a Guadalajara, junto con su novio. Ellos, a diferencia de otros viajan ligeros. “Somos millenials”, justificó. Cada quien su mochila al hombro y sólo un bolso de mano mediano.
En la Terminal del Sur, también la afluencia era abundante, las filas en las taquillas, dificultaban el paso por el corredor. Algunos, pese a que van por pocos días, cargaban enormes maletas que complicaban más el tránsito por la zona.
La TAPO era la más concurrida, allí la gente se acomodada en el piso, para comer algunos alimentos o esperar su autobús, pues en las salas de espera no había asientos libres. Allí una conocida empresa montó un árbol de Navidad, una chimenea de utilería y un Santa vestido de morado y blanco, y unas duendes ataviadas con el mismo color, aligeraban la espera de los niños, y también de adultos que gustosos se fotografiaban junto al hombre panzón.
Todos los negocios de café, comida, pasteles y de artículos varios, se veían concurridos y los equipajeros cargaban maletas, mochilas, cajas y grandes bolsas de mandado, a cambio de una propina.
Ya desde las estaciones del Metro cercanas a algunas terminales se podía observar a los viajeros cargados y presurosos, pero contentos de dejar la ciudad por unos días, porque lo merecemos
.