Aunque las mujeres tienen mayores probabilidades de entrar al Ejército son sus propios prejuicios sociales los que las detienen para ingresar a las filas de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), afirmó la teniente coronel enfermera Dora Luz Villegas Tapia, jefa de sicología del Hospital Central Militar.

Según las cifras de aspirantes de primer ingreso a planteles militares, en años recientes las mujeres han tenido mejores resultados en sus exámenes de admisión, en proporción hay menos rechazadas que hombres con un promedio más o menos de 10 por ciento, afirmó la militar, quien es una de las encargadas de estudiar y garantizar la equidad de género en el Ejército.

La teniente coronel afirmó que hasta ahora no ha sido necesario tomar acciones que faciliten a las mujeres el acceso a las fuerzas armadas, pues con su capacidad y resultados han logrado darse su lugar.

La presencia del sector femenino en el Ejército es creciente, según se demuestra por el número de las que cursan estudios en el Heroico Colegio Militar. En cuarto grado hay sólo 21 mujeres, en tercero 30, al igual que en segundo, pero en primer grado, es decir las cadetes que ingresaron este año, hay 468.

Villegas afirma que más que campañas de publicidad para invitar a este sector a entrar a la Sedena, lo que es preciso es que la sociedad se dé cuenta de que los esquemas han cambiado y que vean que el Ejército y la Fuerza Aérea son una opción para la mujer mexicana.

Por ahora sólo hay una general de brigada y tres brigadieres, la mayor de parte de las mujeres son de tropa, soldados, cabos o sargentos. Las mujeres representan 13 por ciento del total de efectivos y suman 27 mil 800.

El trabajo para integrarlas en la Sedena no se reduce nada más al reclutamiento, también es preciso educar a los hombres para eliminar actitudes discriminatorias.

Esto es parte del trabajo de la teniente, quien afirma que todo el personal de la Sedena ya ha recibido cuando menos un curso sobre equidad de género, lo cual les sirve no sólo dentro de la secretaría, sino incluso en sus hogares: “Conforme vamos avanzando en la temática llega un momento en que los soldados dicen ‘eso hacía, eso hago en mi casa, yo sí le digo así a mi esposa, no sabía que eso era violencia’, entonces uno dice que si se quedan con eso siento que ya hice mi labor”.