Teherán. Varios proyectiles impactaron ayer en la Zona Verde de Bagdad, el barrio bajo alta protección donde se encuentra la embajada estadunidense, y en la base aérea de Al Balad, al norte de la capital, tras el funeral multitudinario del poderoso general iraní Qasem Soleimani, quien murió en un ataque de Estados Unidos en Bagdad. Irak anunció que su gobierno decidirá si expulsa del país a las tropas estadunidenses en su territorio.

El presidente estadunidense, Donald Trump, justificó el viernes este asesinato con la aseveración de que Soleimani pretendía matar a muchos estadunidenses, entre diplomáticos y funcionarios en Irak, y que su intención era impedir una guerra; no comenzarla.

Otro cohete cayó en el vecindario de Jadriya, pero no provocó víctimas, pero las brigadas de Kataeb Hezbolá, la facción más radical de las milicias proiraníes en Irak, subieron más la tensión al exigir a las fuerzas de seguridad iraquíes que se alejen a mil metros como mínimo de las bases estadunidenses a partir del domingo a las 5 pm.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, criticó con dureza la exigencia: Los matones le dicen a las fuerzas de seguridad iraquíes que abandonen su deber de proteger la embajada de Estados Unidos en Bagdad y otros lugares donde los estadunidenses trabajan codo con codo con la gente buena de Irak, tuiteo el jefe de la diplomacia estadunidense, y agregó Los iraquíes quieren liberarse del yugo iraní.

Soleimani, de 62 años, murió el viernes por el bombardeo desde un dron contra el coche en el que viajaba. En el ataque, a las afueras del aeropuerto de Bagdad, murieron otras ocho personas, entre ellas Abu Mehdi al Muhandis, número dos de las Fuerzas de Movilización Popular (Hashd al Shaabi), una coalición de paramilitares mayoritariamente proiraníes integrados en el Estado iraquí.

Miles de iraquíes, al grito de ¡Muerte a Estados Unidos!, participaron en la capital iraquí en el cortejo fúnebre del general Soleimani y de Muhandis.

En presencia del primer ministro saliente Adel Abdel Mahdi y de altos dirigentes del Hashd, Hadi al Ameri, líder de los proiraníes en el Parlamento iraquí, prometió ante el ataúd de Muhandis. Estás seguro, el precio de tu sangre será la salida de las tropas estadunidenses de Irak, lanzó.

El Parlamento iraquí se reunirá este domingo en una sesión extraordinaria en la que podría denunciar el acuerdo que enmarca la presencia de 5 mil 200 soldados estadunidenses en Irak.

La muerte de Soleimani, jefe de la fuerza Al Qods de los Guardianes de la Revolución, encargada de las operaciones exteriores de Irán, generó un consenso contra Washington en un Irak desgarrado desde hace más de tres meses por una revuelta popular contra el poder y el control de Irán.

El movimiento Hashd llamó a sus combatientes a estar preparados. El líder chiíta iraquí, Moqtada Sadr, reactivó su propia milicia, el Ejército de Mehdi, disuelta tras luchar contra el ocupante estadunidense en Irak (2003-2011).

Varios jefes del Hashd estuvieron presentes en el funeral en Bagdad, lo que desmiente los rumores sobre la muerte de varios de ellos en un ataque el sábado al norte de la capital contra un convoy de su coalición.

Irán, que prometió una dura venganza en el lugar y el momento adecuados, convocó al encargado de negocios de Suiza en Teherán, representante de los intereses de Estados Unidos. Washington transmitió por conducto de ese diplomático suizo un mensaje: si quieren vengarse, vénguense proporcionalmente a lo que hemos hecho.

El embajador iraní ante la Organización Naciones Unidas, Majid Takht Ravanchi, denunció por su parte un acto de guerra. La respuesta será militar, advirtió

En Irak, Muhandis y los otros cuatro iraquíes asesinados fueron enterrados en la ciudad de Nayaf, donde se encuentra el mayor cementerio chiíta del mundo.

En cuanto a los cinco iraníes, incluido Soleimani, que murieron en el mismo ataque, sus cuerpos serán enviados el domingo a Irán. El poderoso comandante será enterrado el martes en su ciudad natal de Kermán (oeste), tras tres días de homenajes.

En Teherán, miles de iraníes tomaron las calles donde lloraron y quemaron banderas estadunidenses. Por primera vez en la cúpula de la mezquita en Jamkaran, ciudad sagrada chiíta, se ondea una bandera roja que simboliza la guerra.

En una visita a la familia del general fallecido, el presidente iraní Hasan Rohani, aseguró que los estadunindeses serán testigos de las consecuencias de este crimen no sólo hoy, sino a lo largo de los años venideros.

El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohamad Yavad Zarif, calificó de payaso arrogante a su homólogo estadunidense, el secretario de Estado Mike Pompeo, quien aseguró que los iraquíes celebraron la muerte de Soleimani. Algunos medios de prensa sí dieron cuenta de algunos grupos de opositores iraquíes que celebraron la muerte de Soleimani.

El general Gholamali Abuhamzeh, jefe de los Guardianes de la Revolución en Kermn afirmó que existen al menos 35 objetivos estadunidenses en Medio Oriente, además de la ciudad israelí de Tel Aviv y de embarcaciones estadunidense en el estrecho de Ormuz, al alcance de Irán para llevar a cabo ataques de represalia por el asesinato de Soleimani.

El ex comandante militar y actual secretario del Consejo del Discernimiento iraní, Moshen Rezaei, recomendó a Teherán anunciar lo antes posible una nueva reducción de los compromisos adoptados por la república islámica sobre el acuerdo nuclear firmado en 2015.

Por temor a represalias, la coalición internacional antiyihadista, liderada por Estados Unidos, redujo sus operaciones y reforzó la seguridad de sus bases en Irak, informó un funcionario estadunidense.