60 Años de Rock Mexicano: entrevista con el Sr. González (1ª parte)
n diciembre pasado salió a la luz el tercer volumen de la saga editorial 60 Años de Rock Mexicano, escrita y compilada por el músico y ahora investigador Rafael González Villegas, mejor conocido como El Señor González (Baraja, Botellita de Jerez). Tal como sucedió con los dos primeros tomos (el primero reseña de 1956 a 1979, editado en 2016; el segundo, de 1980 a 1989, editado en 2018, ambos por Ediciones B de Penguin Random House), se trata de un asombroso trabajo de recopilación de datos rigurosos y anécdotas, que van contando la historia del rock hecho en nuestro país a través de los artistas que le fueron dando forma. El último, que va de 1990 a 2016, fue editado por él mismo. Acerca de todo este trabajo, este espacio charló con su autor. Sin duda, se trata de una titánica labor que no se había llevado a cabo antes de forma tan puntual, que llena un hueco documental que se antojaba necesario desde hace años y hasta ahora halla buen cauce.
Ruta Sonora: Estudiaste arquitectura pero no ejerciste. Eres más bien músico… ¿y ahora escritor? Sr. González: “Soy un músico que escribe. Tardé cuatro años en terminar los tres volúmenes; 400 bandas son reseñadas en total. Implicó no hacer otra cosa más; sólo iba a los ensayos y tocadas de Botellita y me regresaba a seguirle. Implicó rascar bajo las piedras, buscar información de toda fuente: bibliográfica, hemerográfica, en Internet, testimoniales e incluso cosas vividas por mí mismo. Más que hacer un libro frío con fichas llenas de datos duros, quise contar la historia del rock mexicano a través de ciertas bandas representativas. Originalmente sólo iba a ser un trabajo enciclopédico con 500 bandas, después mutó a esta otra idea. Cuando se empezó a gestar en 2015, me di cuenta de que en 2016 se cumplían 60 años del rocanrol en México, si tomamos como partida la versión de Gloria Ríos a Rock around the clock de Bill Haley: El Relojito. De ahí el título. Ese cambio me permitió explayarme más, escribir en un tono más relajado, más de crónica”.
El productor, tecladista y percusionista, conservó la estructura de las fichas, pero contando la historia desde dos frentes, una individual, que va dando cuenta del perfil de cada banda o solista, y una visión panorámica; al inicio de cada década, da un contexto general de lo que ocurrió en la misma: “A partir de esos dos lados voy contando una gran historia. Lo que más me sorprendió, fue que yo pensaba que hubo momentos en que no se produjo casi nada o que hubo huecos, pero no: de 1956 a 2016 nunca dejó de haber actividad rockera; hubo una historia continua sin pausa, la mayoría en el subterráneo, si bien el rock mexicano ha tenido por supuesto sus momentos de auge comercial: una en los años 60 con la fiebre del rocanrol primigenio, otra en los años 80 con la campaña Rock en tu Idioma, que duró hasta fines de los años 90, y otra reciente en festivales. Pero fuera de eso, el rock en México siempre se ha rascado con sus uñas; el grueso de la producción ha sido independiente. La etapa más oscura transcurre después del festival de Avándaro (1971), en que el rock fue prohibido y hubo una pausa tremenda; muchos dejaron de tocar. A diferencia de la etapa reciente, en que las reglas de las disqueras cambian, aparece Internet, y es posible producir uno sus propios discos. Si algo nos dejó el Zapatismo de los años 90, fue la idea de la autogestión, que ya existía desde los punks mexicanos de los 80: hacer las cosas por ti mismo es el brote primigenio inherente al rock, desde que te juntas con tus amigos en una cochera, a tocar crudo y directo.
“Otra cosa que descubrí, es que a veces tenemos ideas erróneas sobre el actuar de ciertos músicos en su época, que ahora podrían parecernos reprobables; sin embargo, ir relacionando cada momento con su contexto, me hizo ver que todos somos producto de nuestro momento histórico; vamos respondiendo a nuestra circunstancia y no puedes juzgar con criterios del presente, hechos del pasado. Me di cuenta de que en esa red continua de hechos, hay personajes no tan visibles, que van sosteniendo la escena y forjando acciones que ayudan a generar lo que sucederá después: productores, músicos, ingenieros, promotores... En estos libros hallarán muchas historias entrañables, anécdotas muy particulares. Porque la historia del rock en México no se parece a ninguna otra, y tiene muchos momentos surreales. Por ejemplo, sólo aquí se prohibió por una temporada (los años 70) el rock, cosa que no pasó ni en las dictaduras latinoamericanas, donde las bandas se las arreglaban para disfrazar sus letras con metáforas alusivas. El que haya habido un 68, un Halconazo, un Avándaro, dictó la historia del rock aquí. Nuestra historia como país ha determinado al rock local, y el rock nacional ha forjado parte de la historia de México”.
Twitter: @patipenaloza