os toros de Pozo Hondo, similares a muchos de los lidiados en la primera parte de la temporada invernal de corridas de toros. Nobles, fijos, débiles de patas, arrodillados, devotos. Nadie sabe por qué una tarde y otra también, nadie sabe por qué. Los toros acometen al caballo y dejan la raza en el caballo y en las banderillas les costaba trabajo embestir, no se diga en la muleta.
Independientemente de que generen éxitos, vale la pena el intento de renovación de la sangre en las ganaderías. Adiós a las vaquillas despidiendo sus efluvios olorosos a la espera del toro receptor del llamado de la vaca. Adiós al cruce del toro y la vaca. Habrá que cantar a la magia de la tecnología de la fiesta brava.
Se habla de cambios en el comportamiento sexual de la actualidad. ¿No habrá que buscar cambios en la sexualidad de los toros de lidia?
Este sentido tan agudizado de la belleza de la vaca. Esta lánguida voluptuosidad del toro saltando por los montes en busca del encuentro se asoma en el desvanecimiento impreciso y da paso a la imaginación del ganadero y la realización de nuevas formas de embestir de los toros, de voluptuosas funciones y un elevado placer desconocido listo a expresarse en los redondeles.
Hace años el ganadero español Victoriano del Río intentó la clonación de un toro llamado Alcalde.
Preocupado por dibujar lo mejor posible el mantenimiento del toro con raza. La combinación perfecta de bravura y el cuidado posterior de su crianza.
¿Cómo será el toro clonado? ¿Cómo aparecerá en el ruedo, en la fiesta de sol y sombra, la sangre en la piel brillante y la cornamenta representación de las fuerzas diabólicas de la naturaleza tirando cornadas en espera de un torero que lo domine y cree la belleza de una verónica que detenga el tiempo? ¿Será?
Con los toros de Pozo Hondo, que parecían clonados, Uriel Moreno El Zapata realizó un tercio de banderillas inolvidable. Tomó los tres pares de banderillas y las giró en el toro cual si fuera capote y paró, templó y ejecutó. Pese a salir triunfador en hombros, sus faenas fueron irregulares pero con estocadas fulminantes. Jerónimo tuvo detalles en que su ejecución hablaba de eso que hemos da-do en llamar toreo a la mexicana
que tanto gusta a la afición, dejando luego caer las faenas con el estoque.
El joven del cartel, Antonio Mendoza, tiene planta de torero, valor e intuición torera que lo llevarán muy lejos. Está verde, pero si los toros lo respetan y tiene la fuerza interior, será eje en las próximas temporadas. ¿Cómo serán los toros clonados? ¿Cómo los de ayer? ¿O cómo los de Piedras Negras de hace ocho días, por cierto, desperdiciados?