Es la primera vez que se confirma de forma detallada esta relación entre estos animales y el entorno
Martes 14 de enero de 2020, p. 2
Madrid. Una base de datos de 10 mil especies de aves de todo el mundo muestra cómo la medición de alas, picos y colas pueden predecir el papel de una especie en un ecosistema, revela un nuevo estudio.
En tanto que muchas especies de aves hacen importantes funciones ecológicas, como polinización de plantas, propagación de semillas o control de plagas, la base de datos puede ayudar a comprender y predecir cómo la pérdida de especies afectará la salud del ecosistema.
Un equipo global de investigadores, dirigido por el Imperial College London y el University College London, visitó museos de todo el mundo para encontrar especímenes de casi 10 mil especies, que cubren más de 99 por ciento de todas las aves conocidas. El vínculo entre la forma corporal de cada especie y los aspectos de su estilo de vida, incluida la dieta, se había planteado ya, pero esta es la primera vez que se confirma a una escala tan grande y con detalles tan precisos.
El autor principal del trabajo, Joseph Tobias, del Imperial College, explica: Recopilar las medidas de todas las especies de aves fue una tarea masiva. Esto es particularmente evidente, considerando los cientos de exploradores y biólogos que en los 150 años pasados recogieron y disecaron los 70 mil especímenes de museo en los que se basa este trabajo
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Las predicciones de la contribución de una especie a un ecosistema a menudo se hacen utilizando estimaciones de sus relaciones evolutivas con otras, basándose en el hecho de que las que están estrechamente relacionadas tienden a ser más similares en función que las especies distantes.
Sin embargo, la nueva base de datos muestra que las mediciones corporales ofrecen una predicción mucho mejor en general, ya que algunas especies relacionadas muy distantes han desarrollado cuerpos similares para equiparlos sobre estilos de vida o preferencias dietéticas similares.
Por ejemplo, la familia de los álcidos –que incluye frailecillos y guillemots– tiene una forma corporal muy similar a la de los pingüinos, a pesar de evolucionar en hemisferios opuestos. Ambos poseen picos, cuerpos y alas adaptados para nadar y pescar bajo el agua.
El concepto, llamado evolución convergente, no es nuevo, pero el reciente conjunto de datos proporciona la imagen más clara de su influencia generalizada en toda una clase de animales a escala global.
Analizaron nueve medidas corporales, incluidas las dimensiones de picos, colas, alas y patas, así como la masa corporal, y las compararon con la dieta y el comportamiento de alimentación de un ave, por ejemplo, si atrapa principalmente invertebrados en el aire, en el suelo, o bajo el agua.
Algunas asociaciones son obvias, como alas más largas en especies que pasan mucho tiempo volando o patas más largas en las que habitan en el suelo. El equipo descubrió que la combinación de todas las medidas corporales era altamente predictiva incluso de diferencias sutiles en el estilo de vida y la función del ecosistema en todas las especies.