Tlahuelilpan, Hgo., Este 18 de enero se colocará la primera piedra del memorial a las víctimas de Tlahuelilpan en el mismo campo de alfalfa donde hace un año se produjo el estallido de una toma clandestina del ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) Tula-Tuxpan, en la colonia San Primitivo, que provocó la muerte de 137 personas.

Por su parte, el obispo de la diócesis de Tula, Juan Pedro Juárez Meléndez, oficiará una misa en punto de las 19 horas en la zona cero.

Casi a diario, desde la noche en que se produjo la tragedia, el lugar es visitado por familiares y amigos de las personas que murieron calcinadas o sufrieron quemaduras de segundo y tercer grados a causa de la explosión que se produjo por una fuga de gasolina provocada por huachicoleros.

Contento de estar vivo

Emmanuel Mendoza Escamilla, quien ahora tiene 19 años, es uno de los sobrevivientes de aquel siniestro.

Estudiante en intervención educativa en la Universidad Pedagógica Nacional y amante de la charrería, fue uno de los dos menores de edad con graves quemaduras que con apoyo de la Fundación Michou y Mau, de Virginia Sendel de Lemaitre, fueron enviados a un hospital de Houston, Texas, especializado en niños quemados.

Tras debatirse entre la vida y la muerte por más de cuatro meses, luego de que los médicos lograron estabilizar las lesiones, Emmanuel fue dado de alta.

Con guantes, la cabeza y rostro con una máscara especial, y el resto del cuerpo tapado para evitar que la piel, en proceso de regeneración, se lesione con la luz del sol, Emmanuel dijo que se siente contento de estar vivo y espera ansiosamente a que llegue el momento en que pueda retomar su vida normal.

Aunque intentó regresar a clases, los médicos le dijeron que esperara un poco más, ya que los rayos del sol podrían causar daños a su casi destruida piel.

El joven también quiere montar caballos y hacer suertes de charrería, en particular el paso de la muerte.