Un frondoso huerto es la pequeña mancha verde en la favela más antigua de Río
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lê Roque pasea por el silvestre huerto en Río de Janeiro, aparta las hojas de la vegetación para enseñar lo que ayudó a plantar el año pasado. Este cacao se está desarrollando bien... Miren a este árbol de lima, está lleno... Montones y montones de tomates... Ese un acaí...
, comenta. Parece que siempre hay algo más que mostar: Jengibre, aguacates, piña, batata
.
Se agacha ante un camote y decide recogerlo con los niños a quienes enseña a cuidar plantas en este y otros lugares de la comunidad. Además de proporcionar alimentos gratis a los vecinos, estar en ese huerto tiene otro beneficio: se está mucho más fresco bajo su sombra, lo que representar una rareza en esta parte de la ciudad, lejos de la brisa marina de Copacabana e Ipanema.
Este pequeño trozo de tierra vacía se encuentra junto al centro de Providencia, la primera favela de Río, donde casas humildes se apiñan en ángulos improbables y los agujeros de bala revelan la presencia de narcotraficantes.
Es una de las docenas de lugares donde la gente comienza proyectos que aportan algo de verde a un paisaje urbano sin árboles, que contrasta con el frondoso bosque que se extiende junto a la ciudad. El grupo activista Catalytic Communities ha identificado proyectos sostenibles en toda la ciudad y trata de fomentar una red de apoyo.
Parece que ahora, de pronto, incluso en los últimos seis meses, hay un aumento en el interés
, dijo Theresa Williamson, directora ejecutiva del grupo.
Roque afirma que si los niños se pasan el día viendo sólo callejones, balas, envoltorios vacíos de drogas y basura, les costará contribuir al mundo con algo bueno. Necesitan espacios donde jugar y recoger flores.
Río es famosa por las espectaculares vistas de su extrema topografía, con su combinación de selva y costa. Pero si se mira más allá de las postales se encuentra una imagen de distopía urbana tras décadas de expansión descontrolada y negligencia del gobierno. Se dice que incluso la estatua del Cristo Redentor, colocada sobre un monte en la selva, cerca de la costa, da la espalda a la mayor parte de la metrópoli.
El sol no golpea a todos por igual. Los barrios con vegetación, que tienden a ser de los más ricos, sufren menos, mientras el calor castiga las amplias extensiones de tejados de aluminio y asbesto. Los densos vecindarios de Río son de los que tienen menos vegetación en todo el país: 80 de ellos cuentan con casi 1 por ciento de zona arbolada, sobre todo en la parte industrial, al norte. Sin sombra ni evapotranspiración, las llamadas islas de calor
hacen el verano aún más brutal.
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