Comida desaprovechada contribuye a emisiones de CO2
Martes 11 de febrero de 2020, p. 32
Londres. Jack Convery se dirige decidido a Coco di Mama, restaurante italiano en Londres. Este empleado de una empresa tecnológica va a buscar la comida que pidió con sólo unos clics mediante una aplicación que vende artículos restantes de cientos de establecimientos.
Karma, Olio, Too Good to Go o Food Cowboy. Las aplicaciones para combatir el desperdicio de alimentos, una de las principales causas de emisiones de (dióxido de carbono) CO2, están creando tendencia en el Reino Unido.
Si puedo hacer algo por el medio ambiente y mi bolsillo al mismo tiempo es una situación en la que todos salimos ganando
, dice Convery, de 27 años, antes de recoger su plato en el mostrador, envuelto en papel.
También para los restauradores es una buena operación. Cuando donas comida no vendida a la caridad es genial, pero con Karma recuperas algo de dinero. No cubre totalmente el costo de las comidas, pero es algo
, dice Sarah McCraight, de Coco di Mama.
A medida que crece la conciencia sobre la emergencia climática, aplicaciones como la sueca Karma, creada en 2016, son cada vez más populares. La marca afirma tener un millón de usuarios en su país de origen, en el Reino Unido y en Francia.
Olio, empresa británica fundada en 2015, tiene 1.7 millones de clientes en 49 países. Un tercio de la comida producida cada año se tira. Cerca de 10 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen sólo de los residuos de alimentos
, tres veces más que las emisiones de CO2 generadas por la aviación, afirma Tessa Clarke, cofundadora de la firma.
El desperdicio se produce a lo largo de toda la cadena de producción: en las granjas, el transporte y los supermercados. Pero en los países desarrollados, es principalmente en los restaurantes y especialmente en los hogares donde más comida se tira.
Olio está especialmente dirigida a quienes disponen de alimentos que no van a comer: las especias antes de una mudanza, las verduras cuando alguien se va de viaje o un pastel que no se va a terminar.
Según Clarke, hasta el más pequeño trozo de brócoli, o un paquete de fideos –a veces ya abierto– encontrará quien lo quiera. La aplicación es particularmente popular entre las personas de 18 a 44 años, y las mujeres, como Amanda Connolly, de 43 años, quien está muy comprometida con la reducción de residuos y actualmente no tiene trabajo, por lo que la aplicación es realmente útil para recoger pan, latas o cosas así
.
Olio, gratuita para los particulares, también trabaja con supermercados o restaurantes, a los que se les cobra los gastos de recolección.
Para una organización no gubernamental ambientalista como WWF, estas aplicaciones de intercambio de alimentos tienen un papel importante en la lucha contra el cambio climático. La mayoría de la gente tiene dispositivos móviles, por lo que las aplicaciones son una forma obvia y sencilla de concienciar y facilitar la acción
, dice Joao Campari de WWF.