París. El mundo del cine francés se muestra aliviado tras la dimisión en bloque de la directiva de la Academia de los premios César, blanco de las críticas por su gestión y de una polémica en torno al cineasta Roman Polanski, y espera ahora más democracia, modernidad y diversidad en el seno de esta institución.

Era un modo de funcionamiento obsoleto que cada año daba a luz una ceremonia (de premios) que no era la vitrina que deseaba el cine francés, por lo que creo que es una muy buena decisión, afirmó el viernes a la radio Europe 1 el director Michel Hazanavicius.

El cineasta era uno de los firmantes de una tribuna lanzada el lunes por 400 personalidades del séptimo arte francés, como Omar Sy, Jacques Audiard o Céline Sciamma, para reclamar una reforma en profundidad de la Academia.

Las 12 postulaciones para J’accuse (El acusado y el espía), de Polanski, desataron protestas de grupos feministas para boicotear los premios por la indignación contra la ceremonia y el director. Además de su viejo caso por abuso sexual de una menor, el cineasta fue acusado de abuso sexual por una mujer francesa hace tres meses, lo que él niega.

Postular la película de Polanski fue la gota que derramó el vaso para la de por sí turbulenta junta directiva, que había expresado su frustración por la naturaleza cerrada de la vieja estructura en los premios.

Para honrar a los hombres y mujeres que hicieron que ocurriera el cine en 2019, para encontrar la calma y asegurarnos de que la fiesta del cine siga siendo eso, una fiesta, la junta... decidió renunciar unánimemente, destacó la academia en un comunicado.

Esta decisión colectiva permitirá la renovación completa, agregó.

Acusada de opacidad y de estar desconectada, la dirección de la Academia de los César, presidida desde 2003 por el productor Alain Terzian, dimitió en bloque el jueves, a solo dos semanas de la ceremonia de entrega de premios.

La academia ya arrastraba una polémica en torno a Polanski.

Esta dimisión permitirá renovar el consejo de administración, actualmente compuesto por 21 personas, entre ellas los cineastas Costa Gavras, Claude Lelouch y Toni Marshall, con menos de un tercio de mujeres y una media de edad elevada.

El Centro Nacional de Cine indicó el viernes que ya había iniciado el diálogo para renovar la gobernanza de los César, a petición del ministro de Cultura, Franck Riester. El objetivo es lograr un proyecto de nuevos estatutos, que será sometido al voto de una asamblea general extraordinaria antes de finales de marzo.

Fin de una dictadura

Pascal Rogard, director general de la Sociedad de Autores y Compositores Teatrales, consideró que es el fin de una dictadura, aunque no quiso criticar al régimen paraguayo de Terzian.

Para él, este comité estaba completamente desconectado del cine actual. Hay que arreglar las cosas e incluir sangre nueva a fin de que cada uno pueda sentirse útilmente representado.

Caroline Champetier, directora de fotografía y miembro del consejo de administración, señaló que dimitir era lo mínimo que podíamos hacer para tomar conciencia de lo que pasa y por nuevos vientos de cambio en el cine.

Pero más allá de los César, en su opinión, esta crisis también simboliza el fin de las nupcias entre el cine y la televisión, al plantear la cuestión de la financiación del séptimo arte desde hace 30 años por las cadenas de televisión. Terzian era el emblema, a través de sus estrechos lazos con Canal+, productor y promotor de la ceremonia y gran tesorero del cine francés.

Canal+ confirmó que la gala sería emitida el 28 de febrero como estaba previsto.

Asociaciones feministas convocaron a una manifestación la noche de los premios para protestar contra las candidaturas para El acusado y el espía.

(Con información de Ap)