Opinión
Ver día anteriorLunes 17 de febrero de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Pensiones: el momento de la verdad
L

a premisa básica de una pensión es poder cubrir necesidades elementales en la vejez. Esa sencilla expectativa está poniendo de cabeza al mundo, pues las pensiones están siendo –en general– demasiado bajas para sufragar el costo de la vida.

En Europa, particularmente en Francia, y en América Latina, especialmente en Chile, el dilema es el motor principal de protestas, movimientos sociales e insatisfacción con gobiernos.

La promesa del modelo de ahorro para el retiro está en ruta de choque con los trabajadores por muchas razones, pero apunto dos de manera concreta: el crecimiento económico global en las dos décadas recientes ha sido menor al proyectado, y la esperanza de vida se ha incrementado de forma significativa.

Así, tenemos pensiones más pequeñas para gente que vive más tiempo.

En México, el problema se ahonda si se considera la precariedad del salario, que el año pasado tuvo el incremento más importante en décadas.

Sin embargo, es una realidad que el empleo formal y la cantidad que un trabajador puede ahorrar para su retiro es insuficiente. De hecho, la tasa de remplazo en México no llega a 30 por ciento; es decir, un trabajador obtiene en promedio en edad pensionaria una tercera parte de su salario. Esa dramática realidad obliga a muchos a seguir trabajando aun cuando las capacidades físicas ya no lo permitan, a depender en el mejor de los casos de los hijos, y a entrar en una interminable espiral de gastos por encima del magro ingreso del ahorro para el retiro.

El problema está claro aquí y en el mundo, de lo que no hay certeza es cómo puede resolverse sin que represente una carga presupuestal adicional, sobre todo cuando la pirámide poblacional mexicana –nuestro bono demográfico– ha comenzado a invertirse.

En otras palabras, no sólo debemos encontrar la solución para la baja tasa de remplazo de los nuevos pensionados con el sistema 1997, sino imaginar el esquema sostenible para los que habrán de jubilarse en las próximas décadas, vivirán más tiempo en ciudades más costosas y tendrán enfermedades caras de tratar, con la misma tasa deremplazo promedio.

Pero, ¿qué tan grave es el dilema mexicano que se ha gestado en las dos décadas recientes?, basta una comparación breve para dimensionarlo: los daneses se retiran con 8 de cada 10 pesos de su último sueldo; los suecos, con 5; los mexicanos, con tres pesos de cada 10 de lo que fue su última percepción.

Hay propuestas interesantes para incrementar la aportación al ahorro para el retiro y llevarlo del actual 6.5 por ciento a 12 o 15 por ciento.

La posibilidad radica en cómo hacerlo sin crear un cisma en el presente para la actividad productiva y la generación de empleos.

Además, es obligado un debate sobre las condiciones en las que las Afores han operado en términos de rendimiento a los ahorradores vs. el costo de la administración de los fondos.

De lo contrario, para una generación entera el modelo pensionario habrá sido una quimera, una ilusión rota, la mayor fábrica de expectativas incumplidas con todas las consecuencias sociales que ello implica. Un aspecto importante en esta ruta es tratar de garantizar pensiones dignas sin afectar por ello otros derechos fundamentales, como el patrimonial. Sin duda, uno de los desafíos más complejos e inaplazables en materia financiera para todos los gobiernos del mundo: el modelo pensado en los baby boomers está en crisis, y el que pagará la vejez de la Generación X no tiene aún asideros financieros.

Es el momento de la verdad para las pensiones y la hora de tomar decisiones.