Ana Guevara... Pecados de omisión (o de acción)
a es un escándalo que no puede ocultarse de ninguna manera lo que está sucediendo en la Conade. Por todos lados se ven, se escuchan, se leen, las irregularidades que se dan en el ministerio de deportes de México, y no quiero acusar de responsable ejecutora de todo lo que pasa ahí a Ana Gabriela Guevara, aunque a final de cuentas, por ser la directora general del organismo, sí resulte ser la principal responsable.
Y Esto de las observaciones
, como se denomina en términos gubernamentales a las inconsistencias que detectan al realizarse las auditorías, puede ser relativamente riesgoso si no se cuenta con la documentación que avala que se trata sólo de un patinón
administrativo y no un acto de corrupción
. Por citar al antecesor de Ana, Alfredo Castillo, aunque la propia Guevara se encargó de decir que había un montón de irregularidades, la verdad es que la Auditoría Superior de la Federación ni las encontró, y de lo que se observó
todo fue solventado aún cuando varios de esos temas le correspondían a Jesús Mena.
Ana llegó, acusó, apuntó con el dedo índice tachando de corrupto a Castillo y no pudo probar su dicho, algo que le ha sucedido ya con bastante regularidad en su gestión, en la que acusa, señala y luego no puede sustentar con pruebas sus denuncias.
Algo exactamente al revés de lo que le está sucediendo. Pues se dice inocente de las acusaciones, observaciones
y demás que le ha determinado la autoridad competente, y hasta el momento en que escribo estas líneas, no ha podido probar lo contrario, es decir, su inocencia. La cantidad de irregularidades, que van de las absurdamente inocentes, a las escandalosamente acusadoras, se han multiplicado como hongos poniéndola contra la pared. Ella, a quien le gusta mucho el boxeo, entiende muy bien la frase.
Esto de hacer política yo pensé que ya lo había entendido. No puede actuar como si no pasara nada, porque ser funcionario público no es un juego ni mucho menos, y en una época en que hasta los cuates
se dan unos contra otros, porque la ambición es la ambición, un paso en falso y las cosas pueden resultar gravemente complicadas.
El asunto de la fiestita
de apoyo, el enfrentamiento gratuito que ha iniciado en contra del Comité Olímpico Mexicano y contra el líder de la Comisión del Deporte de la Cámara de Diputados, Ernesto Vargas, le están ganando más enemigos que los que quieren sumarse a sus singulares cuentas de tener el apoyo presidencial a su favor.
No se nos olvide que varios funcionarios de altísimo nivel en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya dieron un paso de costado, por razones presumiblemente personales o de otra índole que no se han explicado, y Ana, para su mala fortuna, puede haber sido un orgullo nacional en el deporte para México, pero eso no le da fuero, como sí lo tendría si hubiera mantenido su condición de diputada federal.
Y el escalón que podría mantenerla a salvo de las malas decisiones, ojo, digo de las malas decisiones, no estoy señalándola como que sea ella quien está saliendo beneficiada en la suma equivocada de las cuentas de la Conade, está aún muy lejos, pues para cuando aspire, logré ser candidata y luego gobernadora en su natal Sonora, aún faltan, deje usted muchos meses, faltan muchos rounds contra enemigos conocidos, poco conocidos, desconocidos y otros que ya la traen entre ceja y ceja y que no le van a perdonar su chaqueteo
político, que en términos más entendibles significa traicionar a quienes la apoyaron en un principio, en Sonora y en la CDMX.
Todo el séquito de vividores que está enriqueciéndose a sus espaldas o bajo sus narices, encabezados por su subdirector general, Sergio Monroy, y su encargada de asuntos legales, Marisela Rafael, quienes la han metido en un montón de problemas, están cada día más cerca de salir de la Conade. Ana sabe muy bien de qué estamos hablando… Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír o peor ciego que el que no quiere ver y Ana ha entrado a un estado de estupor catatónico muy peligroso...