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Coronavirus y mercados de vida silvestre
L

a epidemia del nuevo coronavirus ha puesto de relieve el problema de los mercados de vida silvestre y la complicada relación que mantenemos con la cacería, procesado y traslado de múltiples especies silvestres en condiciones de gran peligro para la salud pública. El virus ya ha infectado a más de 72 mil personas en China y ha provocado la muerte de unas mil 868 personas. El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado que la difusión del virus (cuyo nombre oficial es Covid-19) no está fuera de control, pero que la situación actual es peligrosa.

Para entender mejor las implicaciones del Covid-19 es oportuno echar un vistazo a uno de los casos más importantes de enfermedades generadas por zoonosis. Se trata del VIH/sida, una de las enfermedades infecciosas más importantes surgidas en el siglo pasado. Ésta fue inicialmente diagnosticada en la década de los años 1980 y hoy, a más de 30 años de distancia, hay más de 33 millones de personas infectadas con el VIH y más de 25 millones han muerto debido a ella.

Al igual que muchas otras enfermedades infecciosas, el VIH/sida ocurrió cuando un virus estable cambió de primates a humanos. En la actualidad el VIH/sida tiene un parentesco cercano con el SIVcpz, que afecta a chimpancés ( Pan troglodytes troglodytes), y el SIVgor, que afecta a gorilas ( Gorilla gorilla). El virus más cercano se encuentra en un mono que habita los bosques de Senegal y Ghana, el mangabey gris ( Cercocebus atys). Hoy sabemos que la mayoría de las especies de primates son portadores del VIH.

Se desconoce la condición exacta de la transmisión entre estas especies y los seres humanos, pero el contacto con la sangre o algunas secreciones de estos animales en el proceso de captura, cacería, preparación como alimento, constituye el camino más plausible para iniciar la infección humana. Por supuesto que las mordidas y otras heridas provocadas por primates guardados como mascotas es otro canal de transmisión del virus. El hacinamiento en las fábricas de carne que conocemos en las economías capitalistas (tanto de ganado porcino como bovino, o en el mercado de aves) es un gran catalizador de mutaciones y de producción de patógenos que pueden transmitirse a los humanos. Sin embargo, la mayoría de las enfermedades infecciosas emergentes se origina en los mercados de vida silvestre.

Una parte significativa de la población en países de África y Asia vive rutinariamente expuesta a gran variedad de lentiviruses (tipos de retrovirus caracterizados por largos periodos de incubación y capaces de provocar enfermedades letales). Por este motivo los científicos no descartan la posibilidad de que surjan nuevos intercambios con otras especies, además de las que hemos mencionado. Todos los análisis sobre las trayectorias de infección de estos casos de zoonosis pasan en algún momento u otro por los mercados de vida silvestre.

El aprovisionamiento de carne de monte no se limita a la cacería de primates. Es bien conocido el flujo de animales vivos que es transportado legal o ilegalmente a países como China, Vietnam y Camboya. Una buena parte de este tráfico de especies se concentra en especies amenazadas, cuyo tráfico transfronterizo está prohibido por la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas (Cites).

El secretariado de la Cites no ha adoptado una postura clara frente a los mercados de carne de monte en África, Asia y América Latina. Siempre se ha dejado llevar por los argumentos de un puñado de expertos que hablan constantemente de formas de vida, lucha contra la pobreza y uso sustentable. Hoy, que se ha desatado una vez más una epidemia por zoonosis en un mercado de vida silvestre en Wuhan, el secretariado de la Cites debería llamar la atención sobre estas prácticas, que nada tienen que ver con la lucha contra la pobreza o con el uso sustentable.

Tradicionalmente los mercados de vida silvestre, en los que se comercializa la carne de monte, han sido fuente de alimentación de los segmentos de la población más pobres. Sin embargo, desde hace unos 10 años esto ha estado cambiando y hoy una buena parte de los animales exóticos vendidos en esos mercados de vida silvestre es comprada por familias de los estratos de mayores ingresos. Varios especímenes de carne de monte son adquiridos por personas de esos estratos para ser consumidos como delicadezas para el paladar. Además, las partes de ciertos animales son considerados ingredientes valiosos para la medicina china, desde las escamas de un pangolín hasta la gelatina de una tortuga, pasando por el jugo biliar de un oso.

Los mercados de vida silvestre son intersecciones peligrosas en la comercialización de animales y piezas de animales. El hacinamiento y la falta de condiciones de higiene los han convertido en plataformas para el lanzamiento de nuevos casos de zoonosis. Ha llegado el momento de cerrar esos mercados y de dotarlos de un sistema eficiente de control higiénico.

Twitter: @anadaloficial