omo señalé en mi entrega anterior, un panfleto del Centro de Estudios Educativos y Sociales (CEES) vaticina que las Universidades Benito Juárez serán un fracaso pues –conforme su falso análisis
– reproducen el malogrado (según su prejuicio) modelo de la UACM. Del proyecto de las Universidades Benito Juárez se ha difundido poca información, pero la que se conoce anuncia que estas instituciones atenderán centralmente un objetivo pragmático: dar una formación profesional a personas que presumiblemente se insertarán en el mercado de trabajo.
El propósito de la UACM no se reduce a esa función socioeconómica, y está definido en la exposición de motivos de la ley que le dio autonomía. La UACM, queda claro ahí, se propone mucho más que generar profesionistas con título. “La Universidad Autónoma de la Ciudad de México, como auténtica universidad –dice dicha ley–, tiene como materia de trabajo el conocimiento científico, humanístico y crítico, y no le competen ni el conocimiento como mero adiestramiento, ni la simple información, ni mucho menos la propaganda”.
Es imposible reproducir en este espacio la filosofía –valores, epistemología, pedagogía– explícita en esa ley de autonomía que orienta el trabajo de la UACM. El proyecto de la UACM, y muchos de los trabajos para hacerlo realidad, constituyen esfuerzos efectivos por combatir el dominio del pensamiento único economicista, por enfrentar el pragmatismo y la resignación impuestos por el capitalismo monopólico global (no hay otro camino, espetan sus líderes, y dócilmente lo acatan incluso amplios sectores de la academia).
El proyecto de la UACM se propone demostrar, mediante la práctica académica crítica, en los hechos, que otro mundo es posible
. Asimismo, se busca contribuir a recuperar los valores culturales, intelectuales, sociales y pedagógicos que en otros tiempos orientaron a la educación mexicana gracias al compromiso humano, político y social de ilustres pensadores y educadores, y de movimientos sociales que incorporaron a la educación como un campo de lucha esencial.
El pensamiento único, que domina incluso a buena parte de la academia mexicana, recibió del positivismo, instaurado en nuestro país desde el último tercio del siglo XIX, un apoyo ideológico fundamental; y la educación (ante todo la universitaria) fue un instrumento eficaz para ello. Al mismo tiempo se hizo de la formación profesional la función casi única de las universidades. El conocimiento de los campos cultural y social se vio empobrecido por el dominio de disciplinas especializadas que ocultaron (y siguen ocultando) la realidad, para beneficio de la imposición del capital y sus intereses. En este proceso de oscurantismo desempeñó un papel central la llamada ciencia económica
, y en el campo educativo adquirieron perjudicial preponderancia la sicometría, la sociometría, la tecnocracia disfrazada de administración científica
.
También cabe señalar que, si bien la UACM fue puesta en marcha por el entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal, desde su inauguración López Obrador se comprometió a darle plena autonomía a esta nueva institución, y este compromiso lo cumplió a plenitud. El proyecto de la entonces Universidad de la Ciudad de México (cuatro años después se lograría la autonomía legal) lo encomendó a un grupo de reconocidos académicos de la UNAM, la UAM y el IPN, quienes, junto con el grupo de profesores e investigadores que integraron la planta inicial de la UACM, provenientes también de esas instituciones, dieron forma a la institución. Decisiones tan importantes como el mecanismo de ingreso de los estudiantes, el entonces jefe de Gobierno las conoció a posteriori (lo ha declarado públicamente).
En entregas anteriores he hecho referencia a la evaluación que el Instituto de Investigación Educativa (Inide), de la Universidad Iberoamericana, hizo del proyecto de la UACM y de sus realizaciones; en sus conclusiones, el extenso informe de este instituto de la Ibero hace una relación detallada de los diferentes esfuerzos de la comunidad de esta joven universidad (la UACM) para diferenciarse de la enseñanza convencional con una docencia de calidad orientada al estudiante
y de las vías por medio de las cuales la institución ha favorecido la realización de su enfoque pedagógico
; afirma: no es excepcional el esfuerzo de los profesores por desarrollar una docencia de calidad que se orienta al estudiante
, y recoge declaraciones de estudiantes y maestros que lo testimonian. Sobre aspectos cualitativos de la enseñanza en esta universidad, el Inide afirma que la UACM se colocó a la vanguardia de propuestas transformadoras, como las que fueron reconocidas en la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior
, organizada por la Unesco hace ya casi 20 años.
Bien harían los uacemitas en explorar la posibilidad de promover acciones que contrarresten este libelo del CEES que he denunciado en tres entregas, pues puede demostrarse que ese análisis
, y las notas del periódico que reprodujo sus infundios, no contienen meras opiniones discutibles
, mucho menos juicios fundados, sino falsedades y planteamientos que violan las más elementales exigencias técnicas, académicas y éticas.