Madrid. La pandemia del Covid-19 en España avanza sin tregua, cada día con una mayor virulencia: el número de personas infectadas supera 8 mil, y los decesos suman 292. El peor de los vaticinios se cumplió en Madrid, donde se esperaba la confirmación de más casos, sobre todo a raíz de los actos multitudinarios de hace una semana, como el mitin del partido de extrema derecha Vox y la marcha por el Día de la Mujer, que congregó a más 100 mil españolas.

La policía y el ejército vigilan las calles de todo el país para garantizar que los 46 millones de habitantes respeten la cuarentena.

Madrid quedó en silencio. Casi no hay coches por las calles. La gente que deambula solitaria por sus avenidas va siempre a paso rápido y con una encomienda concreta: comprar comida o medicamentos, sacar al perro o acudir a uno de los pocos trabajos autorizados.

Y los pocos que salieron a las calles –sobre todo turistas despistados, corredores o ciclistas o gente que pensaba que la orden entraría en vigor hoy– fueron detenidos por la policía, que en algunos casos puso multas de entre 600 y 30 mil euros.

La mayor parte de la ciudadanía ha acatado el confinamiento ordenado por el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, que al decretar el estado de alarma asumió el control de todo el país y el mando del conjunto de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y de los hospitales públicos y privados, civiles y militares. El control de los hospitales privados es otro hecho inédito.

En menos de 24 horas se duplicó la cifra de contagios en Madrid, al pasar de mil 700 antier a 3 mil 800 ayer. La capital tiene también el mayor número de decesos, con 213.

Era un escenario previsible, advirtieron científicos, conscientes de que en la masiva asistencia a partidos de futbol, los mítines de la extrema derecha y sobre todo la multitudinaria manifestación de las mujeres el 8 de marzo se convirtieron en un foco de contagio.

Los gobiernos de España y Portugal acordaron limitar los movimientos con fines turísticos o de ocio entre ambos países, sin cerrar las fronteras.

En medio de la crisis también se mantiene viva la controversia política. El gobierno tuvo que retirar una de las medidas adoptada antier en su decreto del estado de alarma por las exigencias de la Comunidad de Madrid, que dijo que no autorizaba la apertura de las peluquerías, ya que suponía un grave foco de infección. El gobierno central rectificó y así lo hizo.

Sánchez recibió críticas del independentismo catalán, sobre todo del presidente Quim Torra, quien rechazó el decreto por insuficiente y pidió a los catalanes que se sometan al autoconfinamiento para no propagar el virus.

El confinamiento también mantiene viva la llama de la solidaridad y el apoyo mutuo. Por segundo día consecutivo millones se congregaron en las ventanas y los balcones a lo largo de España para aplaudir de pie y durante cinco minutos en homenaje a los trabajadores sanitarios, de limpieza, farmacéuticos y a quienes permitan que siga habiendo comida y productos básicos en los supermercados y tiendas de primera necesidad.