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Abrazos, besos, mate y tango, cultura ‘‘comprometida’’ por el microorganismo

Argentina suspende por al menos 15 días la práctica de ese baile en esquinas, plazas públicas y teatros

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▲ Makrina Anastasiadou y su pareja de tango, El Morocho, en un restaurante semivacío, luego de que los espectáculos, las clases y las milongas, así como reuniones tradicionales de ese baile, fueron suspendidos para evitar la propagación del coronavirus. La imagen fue captada el lunes en Buenos Aires.Foto Reuters
 
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de marzo de 2020, p. 4

Buenos Aires. Si, como afirma el dicho, hacen falta dos para bailar el tango, entonces a muchos argentinos les estará haciendo falta una pareja para dibujar ochos en sus míticas milongas durante la era del coronavirus.

En la capital del país y del tango, Buenos Aires, clases, espectáculos y milongas –como se llama a los espacios donde los argentinos van a bailar el género rioplatense– han sido suspendidos por al menos 15 días, en línea con la decisión del gobierno de evitar los eventos públicos.

La medida ha sido difícil de digerir para los tangueros de un país donde los saludos suelen ser muy corporales y cercanos, y el mate –infusión que se comparte utilizando un mismo recipiente para quienes lo toman– son parte estructural del tejido social.

Cuerpo a cuerpo, mejilla con mejilla

‘‘Los abrazos, los besos, el mate y el tango; toda nuestra cultura tradicional está comprometida’’, sostuvo Alejandro Ferreyra, bailarín y profesor de tango. ‘‘Tenemos que cambiar nuestra manera de pensar por un rato. Hay mucha gente mayor bailando tango en las milongas y tomando clases, y ellos son la población en riesgo’’, añadió.

Sudamérica, que va despidiéndose de los últimos días del verano austral, registra cifras de contagio de coronavirus inferiores a los países del hemisferio norte. Pero las distintas autoridades del continente no quieren arriesgarse.

Argentina, donde hasta el domingo pasado se detectaron 56 casos de la enfermedad y dos muertos, cerró sus fronteras a extranjeros y suspendió las clases y los eventos masivos para evitar la propagación de un virus que ha afectado a más de 169 mil personas a escala mundial y azota a los mercados.

La suspensión del tango amenaza al icono más famoso de la cultura romántica argentina. Bailado en esquinas, plazas y teatros, el tango es un imán para turistas que viajan a Buenos Aires atraídos por su cadencia y sus ‘‘firuletes’’, algunos animándose a probarlo ellos mismos.

En las milongas porteñas hombres y mujeres de todas las edades bailan cuerpo a cuerpo, muchas veces mejilla con mejilla.

Sin embargo, el presidente Alberto Fernández advirtió a los argentinos sobre los riesgos de acercarse demasiado a sus compatriotas.

‘‘Somos una sociedad cálida, que se abraza y se besa’’, escribió Fernández la semana pasada en su cuenta de Twitter; ‘‘hay que transmutar ese amor en un amor no físico. Al menos por un tiempo’’.

Posponen gira en Medio Oriente, Europa y Asia

El profesor de tango Ferreyra es uno de los miles de profesionales de una industria que ha recibido un duro golpe. Él y su pareja de baile han sido forzados a cancelar lecciones y posponer una gira de actos relacionados al tango en Medio Oriente, Europa y Asia.

Para la estadunidense Mona Moussa, de 42 años, aficionada al tango, quien se mudó temporalmente a Buenos Aires para bailar, la esencia misma del tango es lo que ahora hace que expertos nolo recomienden.

‘‘Yo me enamoré con el concepto del abrazo y de bailar como uno’’, explicó.

Sin embargo, los tangueros y las tangueras podrían encontrar maneras de bailar, incluso con las clases canceladas.

Johanna Dalez, planificadora de viajes con sede en Buenos Aires, señaló que milongas ‘‘subterráneas’’ o actos privados en residencias particulares probablemente continuarán hasta cierto punto.

‘‘Es como una droga. Siempre le digo a las personas que empiezan a bailar que, una vez que comienzan, se transforma en una adicción’’, añadió.