La afectación a la actividad económica por las medidas para contener la pandemia por el nuevo coronavirus se extiende a todos los sectores. Entre los primeros en resentir el efecto de las restricciones a la movilidad, la sana distancia y el aislamiento están restaurantes, establecimientos medianos y pequeños de comida y comercios, actividades intensivas en empleo.

La agencia HR Ratings prevé que el sector de restaurantes y establecimientos de comida, que aporta uno por ciento del producto interno bruto (PIB) nacional, tendrá un impacto severo, el cual estará sujeto a la disminución de la afluencia de personas y el cierre de locales como medida que dicten las autoridades.

Sin embargo, un ejemplo de las primeras afectaciones es la caída de 50 por ciento de la ventas en la Ciudad de México de ese sector, que emplea a cerca de 272 mil personas, de acuerdo con Marco Antonio Buendía, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac) en la capital del país.

En entrevista, manifestó que hasta el momento el cierre de locales es voluntario, pues depende del tamaño. Si se trata de un restaurante grande, explicó, ello le permite absorber las pérdidas y pagos de luz, gas y agua, entre otros. El segmento medio, que representa 90 por ciento, continúa abierto, trabajando a 50 por ciento y sólo con la mitad de ventas.

Si bien cerraron cuando sucedió la influenza A/H1N1 en 2009, dijo, la recuperación del sector llevó 10 años, por lo que ahora se prevé que el cierre también llevará una década para volver a salir adelante, dado que actualmente también existe una depreciación del peso mexicano y la caída de precio del petróleo.

En el país la industria restaurantera aporta 40 mil millones de pesos y emplea a un millón 700 mil personas.

Antonio Buendía pidió a la población no consumir alimentos en la vía pública, pues ello sube el riesgo de contagio, ya que los comerciantes no cuentan con sanitarios para lavarse las manos, como recomiendan las autoridades.

HR Ratings destacó que los principales jugadores del mercado ya implementan medidas para amortiguar el impacto mediante la reducción de personal, ausencias sin goce de sueldo, disminución de horas de trabajo y menores gastos fijos, así como negociaciones con arrendadores para buscar exenciones durante los días que los establecimientos estén cerrados.

Sin embargo, dentro de las actividades terciarias, que representan alrededor de 62 por ciento del PIB, existe gran variedad de negocios que serán impactados, como las franquicias, que se componen de 10 categorías diferentes con más de 90 giros.

El impacto todavía no lo alcanzamos a percibir, no lo alcanzamos a dimensionar, expresó Enrique Alcázar, vicepresidente de propiedad intelectual de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo.

Indicó, en entrevista con La Jornada, que las franquicias –las cuales aportan 4.2 por ciento del PIB– viven una realidad distinta por categoría, pues en ellas se pueden encontrar comercios como comida rápida o gimnasios.

Enfatizó que aún no se han visto temas graves, pues se trata del preámbulo de lo que se vislumbra como gran impacto económico.

El también presidente de Alcázar & Compañía comentó que desde el miércoles pasado se ha reportado una baja importante en el consumo, pues la gente no está yendo a los centros comerciales.

Aún no puede preverse el tamaño del golpe, dijo, pues es mitad de mes y se debe contabilizar que el 9 de enero hubo pérdidas por Un Día sin Nosotras.

Puntualizó que los centros de entretenimiento, como Recórcholis, gimnasios –que durante la semana algunos cerraron instalaciones–, de salud y belleza, ya resienten los efectos del aislamiento; sin embargo, otros giros, como los odontológicos, no lo han padecido tanto.

Incluso, declaró, el uso de tecnologías, como Uber Eats o Rappi, ayuda a sortear la situación en franquicias de comida para llevar, modelo que no puede ser aplicado por restaurantes de consumo de salón.