Lunes 23 de marzo de 2020, p. 32
El miedo a contagiarse de Covid-19 provocó que cines, restaurantes, parques, deportivos, áreas de comida rápida, gimnasios, plazas comerciales y tiendas departamentales, así como el emblemático Paseo de la Reforma lucieran ayer vacíos.
Desde temprano, cafeterías, churrerías y restaurantes permanecieron con uno o dos clientes, situación que casi se mantuvo a lo largo del día, cuando el máximo son 10 personas distribuidas en cuatro o cinco mesas, la mayoría jóvenes.
En las salas de cine también fueron escasos los asistentes y se exhibieron películas para dos o 10 personas, porque desde el martes pasado han dejado de venir y podemos hablar de una caída de más de 99 por ciento
, comentaron empleados.
Las medidas de limpieza, coincidieron en señalar, no son suficientes para la gente, que ha preferido quedarse en casa, sobre todo adultos mayores y niños
.
Desde el martes pasado la afluencia a las áreas de comida rápida de plazas comerciales ha ido bajando, pero este domingo fue el acabose porque no hay ventas, y con el anuncio del cierre de negocios nosotros también bajaremos la cortina
, señalaron trabajadores.
Crece desocupación
Los empleados expresaron su preocupación porque nos van a descansar y no nos van a pagar, con el compromiso de que cuando pase lo del coronavirus vamos a conservar nuestro empleo. ¿Y mientras? ¿De qué vamos a vivir?
Una situación similar enfrentan trabajadores de tiendas departamentales, donde el número de clientes es posible contarlos con los dedos
; en tanto, en deportivos, los tradicionales juegos de futbol se cancelaron hasta nuevo aviso.
En Paseo de la Reforma, el Muévete en Bici corrió la misma suerte, pero hubo varias personas que no se enteraron y aprovecharon para pedalear en los carriles laterales, ya fuera con su pareja o bien con su mascota.
La ida al parque con la familia se postergó para un mejor momento, para evitar contagios
, comentaron padres de familia que acudieron a comprar su despensa a alguna tienda de autoservicio o al mercado El Rastro, ubicado en la colonia Felipe Ángeles.
Ambos lugares registraron una alta afluencia. En el primero, ya no había varios productos congelados o enlatados; y, en el segundo, la carne de res fue muy demandada, ante el anuncio de los marchantes de que ya no hay carne buena y la dejarían de vender
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