Martes 7 de abril de 2020, p. 24
Para enfrentar esta tormenta perfecta
se debe establecer un acuerdo nacional con todos los sectores, incluyendo al Banco de México y a las instituciones financieras, para que se reduzca el precio del dinero y se abatan los diferenciales en las tasas de interés, planteó Ernesto O’Farril, presidente de la consultoría Bursamétrica.
También, se requiere un importante programa de avales de la Banca de Desarrollo, financiamiento a distintos sectores, devolución inmediata de IVA, Incentivos fiscales temporales. Por ejemplo, el que invierta ahora va a poder hacer una depreciación acelerada, para quienes abran nuevas fuentes de empleo sean deducibles todas sus prestaciones.
O’Farril Santoscoy explicó: “el gobierno lo que no ha entendido es que no estamos en una circunstancia pasajera derivada de la entrada del Covid-19 en las distintas poblaciones y el efecto que va a tener el distanciamiento social en la economía, nada más.
“Sino que estamos en una circunstancia en la que coinciden cuatro factores: uno, muy fuerte recesión global, particularmente en Estados Unidos; dos, una guerra de los precios del petróleo; tres, una crisis de confianza en nuestro país, que se debe a políticas públicas erráticas, a la falta de respeto al estado de derecho y a la inseguridad.
El cuarto factor son las medidas de distanciamiento social que van a parar la actividad económica. Pero como que nada más están viendo (el gobierno) este último punto y no el conjunto.
El presidente de la firma consultora consideró: estamos en una tormenta perfecta, más el terremoto
, por lo que se requiere una política anticíclica con una operación de deuda interna necesaria para que no se destruya el aparato productivo.
También, comprometer a la banca a reducir el diferencial de las tasas y el Banco de México bajar sus tasas de referencia para que el costo del dinero sea más barato para las empresas y familias.
En este acuerdo nacional se tendría que incluir al banco central para que reduzca su tasa de referencia a 3 por ciento, como se llegó alguna vez como piso, y el inducir que los bancos bajen su diferencial de tasas.
Estimó que un plan contracíclico tendría un costo de entre 4 o 5 por ciento del PIB, por lo menos (oscilando entre un billón y un billón 250 mil millones de pesos).
Luego, que el gasto del gobierno vaya muy de la mano con lo que hace el sector privado. Por cada peso de inversión del gobierno en un proyecto se invite al sector privado y ponga dos y con ello haya un efecto multiplicador con un aumento en la inversión
.
Ahora que se van a presentar los proyectos de inversión en energía, lo más relevante de todo, dijo, es el cambio de señales en cuanto a la inversión privada para que se impulse, se respete el estado de derecho, no más consultas ilegales, cancelación de proyectos y se combata frontalmente la inseguridad, subrayó.
Lo que se requiere es un respuesta de gran envergadura.
Se tiene que llegar a un acuerdo nacional que incluya a empresarios, trabajadores, campesinos, gobierno federal, gobiernos de los estados y al Banco de México.
El Presidente de la República puede propiciar ese consenso en lugar de confrontar
, opinó.
O’Farril insistió en que se debe apoyar a las empresas porque las que tienen un poco de dinero se lo guardan, ya que no se sabe cuánto tiempo va a durar y qué profundidad tendrá la crisis sanitaria y entonces no pagan a sus proveedores.
A su vez, “los proveedores se quedan sin dinero y con el poco dinero que ahorraron se lo queman en la siguiente quincena y en el pago de impuestos se acaba.
Se puede llegar a un acuerdo entre todos para llegar a un diferimiento en el pago de impuestos porque no se trata de condonar sino de dar facilidades como las están dando los bancos.