Con baja afluencia de pacientes, las salas de urgencia de los hospitales federales e institutos de altas especialidad reconvertidos para la atención de pacientes Covid-19, aún se mantienen en calma. Las medidas son estrictas, sólo ingresa el enfermo y se prohíbe el paso a niños, ancianos y mujeres embarazadas.

Los institutos nacionales de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y de Enfermedades Respiratorias (INER) solicitan a familiares de pacientes que se retiren, mientras en el Hospital General de México hay mayor presencia de quienes acuden por otros padecimientos.

En el Hospital Juárez de México, Silvia Olguín, jefa de enfermería de urgencias, señala que ahí se atiende a pacientes de 17 a 91 años, porque el virus no elige niveles socioeconómicos ni edad, es parejo, y cualquiera se puede contagiar.

Luis Antonio, urgenciólogo del Hospital Juárez, señala que todos los días se ven decenas de pacientes, pero los que llegan graves aún son pocos, la mayoría tienen síntomas leves y se van a su domicilio a seguir el aislamiento. Un número mucho más pequeño requiere hospitalización y sólo un porcentaje muy chico necesita estar en terapia intensiva.

El hospital, asegura, está preparado con todo un piso completo para hospitalización y el área de terapia intensiva creció hasta alcanzar 23 camas, pero estamos listos para crecer un poco más, si es necesario.

En el Salvador Zubirán, tres médicos que laboran en una empresa harinera se acercan al acceso donde se recibe a pacientes con problemas respiratorios. Narran que uno de los 400 trabajadores presentó fiebre y malestar corporal. Lo trajimos para ver si le hacen la prueba, porque el ramo se establece estrictamente que ningún empleado puede padecer fiebre, tos o diarrea, y mucho menos en un contexto de epidemia.

Como galenos, aseguran: sabemos que hay mucho temor, pero tengamos la especialidad o no, lo que debemos es estar atentos a los síntomas básicos del Covid-19, porque el diagnóstico oportuno es la clave, por eso muchas veces los pacientes llegan a estos hospitales de tercer nivel cuando es demasiado tarde.

Es el caso de Juan, quien antes de ser internado en el Hospital General de México, donde se le aplicó la prueba para detectar el virus acudió a dos servicios médicos. Hace 15 días, señaló su hermana Verónica, comenzó con síntoma parecidos a un resfriado, cuerpo cortado y malestar general. Así estuvo aproximadamente ocho días, después con fiebre de 40 grados, tos seca fuerte y dificultades para respirar.

Tras llamar a la línea Covid-19, le instruyeron que solicitara una ambulancia. Al llegar la ayuda, los paramédicos no quisieron ni acercarse y se negaron a trasladarlo a un hospital. Les rogué que lo revisaran, mi preocupación era la falta de aire que él tenía, pero no quisieron. Nos pidieron que lo tuviera en casa, que le diera paracetamol porque era un resfriado común, que no entráramos en pánico. Se negaron a darnos la atención y se fueron.

Luego de visitar a un segundo médico particular la noche del pasado domingo, decidimos traerlo al Hospital General, porque veíamos cómo empeoraba. Acá lo han tratado muy bien, y nos dijeron que lo trajimos muy a tiempo. Ahora hasta podemos hablar por teléfono unos minutos, afirma.

En tanto, trabajadores del Hospital 20 de Noviembre del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) se manifestaron la mañana de ayer para exigir que los encargados de la salud cuenten con los equipos de protección para la atención de pacientes con Covid-19.

Ante la protesta, el director del nosocomio, Alfredo Merino, insistió en que tan sólo la noche del martes se entregaron 107 kits con equipo de seguridad y 47 cubrebocas N95, mientras el consumo diario de equipos de protección personal es de 500, los cuales, dijo, se están entregando al personal que corresponde por área de exposición.

El Issste también anunció que desde ayer se aplican nuevos lineamientos en dicho hospital que permiten, en el contexto de la emergencia sanitaria, la flexibilidad de horarios del personal de salud, y en caso de ser necesario extender su jornada.