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Ver día anteriorMartes 21 de abril de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Dinero

Vale más el barril que el petróleo // México aumenta la producción de refinados // De Hoyos, candidato: el salario social

Astillero

Petróleo basura (por ahora) // Agresiones a personal médico // Trump suspende inmigración // Sabina Berman sale de Tv Azteca

Enrique Galván Ochoa
Julio Hernández López
México SA

Petróleo en el sótano// Desplome de precios

Negocios y empresas

Alto en el camino

Carlos Fernández-Vega
Miguel Pineda
Ciudad perdida

Injusticia e impunidad, gérmenes neoliberales

Petróleo: fin de un ciclo
E

ntre el pasado viernes y ayer, el precio del petróleo West Texas Intermediate (WTI, usado de referencia para tasar el crudo de otras regiones, incluida la mezcla mexicana) se desplomó 92 por ciento, hasta alcanzar un piso de apenas 1.42 dólares por barril. De manera incluso más catastrófica, el agotamiento de los espacios para almacenar crudo hizo que las estimaciones de precios futuros se ubicaran en niveles negativos por primera vez en la historia de ese recurso estratégico.

Miguel Ángel Velázquez
El Correo Ilustrado

Apoya Ley de Amnistía ante crisis sanitaria

S

e es demócrata, han dicho, cuando se reconoce que el adversario político tiene la razón. Soy un crítico de la actuación del gobierno federal y de la 4T en los diferentes campos. Pero en el caso de la aprobación de la Ley de Amnistía, debo decir que ello equivale en sí, cualquiera que sea su motivación, a un acto de humanidad en medio de una crisis sanitaria, cultural y económica sin precedente, que significa un atorón de la historia misma del mundo.

Pandemia, ciencia y política: una defensa de la 4T
E

n tiempos de crisis, el conocimiento racional es el arma más poderosa para salir de ella. Siempre lo ha sido, junto con la cooperación y una visión pertinente de la realidad. Eso fue lo que sucedió con la historia de la humanidad. Los seres humanos somos una de las ocho especies y subespecies que pertenecen al género Homo, cuyos más antiguos registros se remontan a unos ­2 millones de años. Salvo nosotros, el resto de nuestros parientes más cercanos terminaron extinguiéndose. Somos la única y última rama viva de un árbol evolutivo, que no logró mantener a sus especies. Es muy probable que hayan sido el conocimiento racional y la cooperación las que permitieron a nuestra especie continuar existiendo por 300 mil años. Hoy ese conocimiento racional se llama ciencia y esta dimensión de la cultura humana se usa para dos cosas: o para mantener el doble sistema de explotación que una minoría de minorías (el 1%) mantiene sobre el trabajo de la naturaleza (depredación) y sobre el trabajo humano (parasitismo), o bien para la liberación de lo anterior y la defensa de la vida humana y no humana. La primera es la ciencia al servicio del poder corporativo, que en último término busca la ganancia y la acumulación y concentración del capital; la segunda es la que persigue el beneficio social y el respeto por la vida, y es la que se practica en buena parte de las instituciones públicas y en las universidades. De acuerdo con la Unesco (2015), existen casi 8 millones de científicos en el mundo. Los datos indican además una tendencia reciente a la privatización de la ciencia en numerosos países (Sudcorea, China, Alemania, EU, Turquía, Polonia, etcétera). En EU esta tendencia ha sido especialmente marcada. Mientras la relación entre la ciencia académica financiada por el gobierno y la ciencia corporativa era de 60-40 por ciento en 1965, hacia 2006 ésta se había invertido a 35-65 por ciento y alcanzó 30-70 en 2015.

Víctor M. Toledo
Luis Sepúlveda, profundamente rojo
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n la Amazonia ecuatoriana, los indios shuar se reúnen al final del día a contarse cómo ha sido su jornada. El escritor chileno Luis Sepúlveda convivió con ellos siete meses y se dejó cautivar por la gestualidad de sus palabras, por el uso de sus silencios y por los rostros felices de los escuchas en esas ceremonias nocturnas. Quedó marcado por la experiencia. Diez años después, a partir de ella, escribió Un viejo que leía novelas de amor.

Saña y estupidez
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n bicho microscópico que se destruye fácilmente en unos segundos con jabón, tiene paralizada a la mayor parte de la humanidad. Esta tragedia inacabable no es producto de una condena de la naturaleza, sino de la estupidez intrínseca de las relaciones capitalistas que rigen la existencia. Por su mandato, los humanos no pueden simplemente producir los bienes que resuelvan sus necesidades: la prevención frente a la enfermedad, o los instrumentos y medicamentos para atender a todos, por ejemplo. No, prevención, instrumentos y medicamentos son producidos si, y sólo si, permiten a unos pocos individuos acaparar ganancias dinerarias sin solución de continuidad, en este caso a costa de la salud de todos, y al precio de la muerte para cientos de miles.

Luis Hernández Navarro
José Blanco
Juntas de notables
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erdida la guerra contra Estados Unidos, bajo la guía de Lucas Alamán se empezó a construir formalmente el Partido Conservador. Los conservadores pedían un gobierno fuerte y, ante la revolución francesa de 1848, declaraban que la democracia estaba claramente desacreditada incluso en las naciones más civilizadas del mundo, en favor del otro principio que no se llama conservador, sino porque guarda y lleva consigo los elementos de vida y bienestar de las sociedades.

La vita nuova
E

l confinamiento, impuesto con la fuerza de una ley por numerosos gobiernos en el planeta, tiene por objeto proteger a las poblaciones contra el riesgo de ser contaminadas por la temible pandemia de Covid-19 esparcida por el nuevo coronavirus. La ley impone a todos la dura restricción de confinarse en su casa. Los organizadores de esta medida de prudencia habrían podido preparar el público y convencerlo de las ventajas y bondades del encierro aludiendo al célebre pensamiento del matemático filósofo Blaise Pascal, según el cual toda la desgracia de los hombres viene de una sola cosa: la de no saber demorar en reposo, en una recámara. Así, la ley, en lugar de sufrirse como una penosa coerción impuesta a los desdichados ciudadanos, habría podido ser presentada, con la ayuda del filósofo, como un favor reservado a los dichosos elegidos al confinamiento. Estos privilegiados ignoran su buena suerte. Corren en todos sentidos con la esperanza de encontrar una ocasión que les proporcione una razón de vivir, y esta agitación es la fuente de los males de estos insensatos.

Pedro Salmerón Sanginés
Vilma Fuentes