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AGENDA JUDICIAL
Coronavirus, bioética y el derecho a la vida
L

a Guía bioética de asignación de recursos de medicina crítica muestra que la pandemia puede llevar a funcionarios médicos a tomar decisiones extremas, polémicas e injustas.

Los médicos intentan curar al paciente, darle más tiempo de vida útil. Pero decidir quién vive o muere, no les corresponde: no tienen formación bioética integral. Un asunto es la ética médica y otra la bioética que trata temas axiológicos, ontológicos, sociales políticos para hacer recomendaciones a través de un comité sobre las decisiones menos malas para pacientes que se encuentran ante graves dilemas de vida o muerte, in extremis.

La guía establece cómo priorizar entre un joven y una persona mayor: esto no es un problema médico, es un problema económico de políticas de salud. La bioética es multifactorial, incluso con fundamentos filosóficos estudia las decisiones médicas.

Los valores en la preferencia del tratamiento son discutibles: la juventud no garantiza una mejor vida ni un mayor beneficio social. Hay adultos mayores de 60 años que aportan más al país que los jóvenes imposibilitados para ser productivos cuando faltan empleos. Y será más complejo para el médico si el enfermo es su pariente. Hay posiciones bioéticas opuestas o de plano antagónicas, irresolubles. Debe hacerse consenso en el comité de bioética.

Si de entrada se limita el derecho de los viejos al tratamiento médico, habrá violencia y demandas, como en Inglaterra. La bioética trata con problemas sin solución lógica. Se debe deliberar cada caso para SUGERIR a quién le corresponde un respirador. Todos, jóvenes y viejos, tienen derechos humanos y más para los grupos vulnerables (adultos mayores). La bioética cuenta con principios universales como igualdad, reciprocidad o subsidiariedad para contemplar todo el contexto del paciente, no sólo su enfermedad.

La obligación de formarse en la bioética es apremiante: los médicos apenas la estudian un semestre o dos. A los galenos les gusta dar tratamientos, hacer cirugías, pero no reflexionar sobre los principios filosóficos que rigen la vida, la enfermedad y la muerte humanas en el capitalismo contemporáneo.

Si hay pacientes en pugna por vivir ante la insuficiencia de medicamentos y tratamientos también debe fincarse responsabilidad a quienes con sus decisiones públicas sitúan a la población en la indefendible posición de ser sancionados con la muerte por llegar a la tercera edad y haber enfermado. El tratamiento de tales personas con Conavid-19 reaviva un problema para el cual los médicos no están del todo capacitados: la injusticia social. Además, los parientes de los enfermos de edad deben ser tomados en cuenta.

Documento oficial o no, la guía toca un tema que requiere un estudio de profundidad.