Su hija reanuda hoy la venta de las tradicionales tortas
Sábado 16 de mayo de 2020, p. 31
La esquina de Tamaulipas y Alfonso Reyes, en la colonia Condesa, ganó fama por las tortas de doña Chayito, una mujer simpática, dicharachera y con un sentido del humor que se ganaba a la gente
y que el pasado miércoles murió por insuficiencia renal.
En esa zona, donde hay una gran variedad de restaurantes, ninguno ha podido superar la demanda que provocaron las tortas de La Güera, como la conocían sus clientes más asiduos.
Laura Soriano, quien se dice conocedora de la buena comida, llegó a comer al puesto de doña Chayito por recomendación de un chef; apenas con dos mesas, bajo una sombrilla de colores, servían para atender largas filas de personas que esperaban degustar su antojito.
La oficinista y su pareja acostumbraban pasar por su torta antes de llegar al trabajo en Paseo de la Reforma. Salían temprano para llegar 15 minutos antes de las ocho, cuando empezaba la venta, de lo contrario debían esperar entre 40 y 50 minutos.
Las tortas eran de chilaquiles verdes, rojos o combinadas. También había de milanesa y la bomba
, de cochinita pibil.
Laura recuerda cómo llegaban los costales de bolillos que subían a un departamento donde esperaban los frijoles, guisados, crema y queso. Además, de ahí salían los grandes pedidos que se entregaban por medio de las aplicaciones.
La Güera, recuerda Ernesto Arroyo, era pícara y tenía una habilidad especial para atender a sus clientes; cabuleaba, pero con humor, agarraba rápido el doble sentido. No se le iba nada
.
Llegaban clientes de todas partes: vecinos, empleados de restaurantes y oficinistas de Reforma y avenida Chapultepec “que como buen godín daban su vuelta por el puesto antes de trabajar”.
La hija de doña Chayito anunció el deceso y la describió como una mujer trabajadora y dura con ella, que la reprendía cuando las cosas salían mal. Aclaró que la insuficiencia renal que padecía le ocasionó la muerte y no el Covid-19, como se ha rumoreado.
Agregó que este sábado reiniciará el trabajo que hacía La Güera en la esquina del chilaquil para seguir con la venta de tortas que mantendrá como legado.