El desmantelamiento de la política industrial con el modelo económico de décadas recientes implica que la productividad de la fuerza laboral en México registre niveles mínimos de crecimiento en los últimos 28 años, de acuerdo con datos del Banco Mundial (BM).

De 1991 a 2019 el producto interno bruto (PIB) por trabajador creció 4.37 por ciento. Pasó de 36 mil 764 dólares a 41 mil 148, siendo el quinto más bajo en el mundo, sólo atrás de Santa Lucía, Vanuatu (país insular localizado en el océano Pacífico), Surinam y Barbados, revelan estadísticas del organismo internacional.

El indicador refleja el valor total de la actividad económica dividido por el empleo en la economía y evidencia cómo el mercado laboral incide en el nivel de vida de quienes se ocupan en él, explica la Organización Mundial del Trabajo.

Mientras México reporta un crecimiento casi nulo en casi tres décadas, en Estados Unidos –su principal socio comercial– ese indicador aumentó 52.10 por ciento, y en Canadá 33.17. En general, en América del Norte avanzó 50.16 y en América Latina y el Caribe 15.16.

En detalle, en Chile se incrementó 89.35 por ciento, en Brasil 18.60 y en Argentina 36.23. En Venezuela se contrajo 63.57.

Si bien en 31 países se ha contraído en esos 28 años, en Guinea Ecuatorial, China, Bosnia y Herzegovina, Birmania e India registra incrementos de mil 617, 976, 818, 788 y 286 por ciento, de manera respectiva.

La disparidad que tiene México con otras economías en el mismo continente se debe a que es una potencia exportadora manufacturera, pero que basa su competitividad en salarios bajos, explicó César Salazar, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Durante el periodo neoliberal no sólo la tasa de crecimiento del PIB, del ingreso real y del ingreso per cápita ha sido muy decepcionante, tampoco hubo políticas industrial y laboral que permitieran a los trabajadores un salario mayor. El crecimiento se ha caracterizado por un proceso de concentración del ingreso, en el que la masa salarial ha caído, agregó.

Se ha privilegiado a sectores exportadores y eso ha provocado que tampoco haya avanzado una verdadera política salarial que intente recuperar el poder adquisitivo, y eso es en función también de la dinámica exportadora del país.

Ello, sumado al bajo crecimiento y a las crisis que ha enfrentado el país, ha implicado que no se hayan recuperado los niveles de ingreso previos a la crisis de 1995. De ese tamaño es la destrucción del poder adquisitivo del salario, enfatizó.