Viernes 5 de junio de 2020, p. 24
Buenos Aires., Suman 15 los integrantes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), entre ellos el ex titular de la institución Gustavo Arribas, amigo íntimo del ex presidente Mauricio Macri –quien también está acusado–, que están en la mira de la investigación sobre el nuevo escándalo de espionaje ilegal que alcanzó desde la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su hija Florencia, hasta nada menos que el actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, hombre de la alianza Juntos por el Cambio, que con el nombre de Cambiemos gobernó entre 2015 y 2019.
La extensa lista de políticos, empresarios, periodistas, religiosos y organizaciones sociales ha creado una fuerte expectativa, con la sorpresa de que no sólo se espiaba a los considerados enemigos
por Cambiemos, sino también a los propios, especialmente aquellos que destacaban y podían hacer sombra a Macri, quien aspiraba a relegirse en la presidencia, en este caso Rodríguez Larreta, o la ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.
Entre los aliados, espiaron al jefe de la bancada de Cambiemos, Nicolás Massot, quien tuvo varios enfrentamientos con compañeros de partido; también al ex jefe de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Cristian Ritondo, y al vicejefe de la municipalidad de Buenos Aires, Diego Santilli, todos macristas. Figuran por igual magistrados, entre ellos el presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, quien, curiosamente, fue impuesto por Macri.
Cuando el ex mandatario llegó al gobierno en diciembre de 2015, estaba bajo proceso por una causa de espionaje ilegal, y aunque está prohibido que un presidente acceda al gobierno en esas condiciones, rápido se cerró esa causa, donde entre los espiados estaba la familia del presidente y sus hermanas Sandra, y Néstor Leonardo, su marido, y la menor Florencia Macri.
A partir de esta investigación se abre la posibilidad de que trasciendan datos importantísimos sobre el espionaje a organizaciones sociales. La pandemia oculta en parte el gran escándalo provocado por estos hallazgos, y además el silencio de los grandes medios masivos de comunicación, que llevan nuevamente a cabo una guerra sucia contra el gobierno de Alberto Fernández.