Superada la infección, puede permanecer hasta un año // Los sobrevivientes son propensos a presentar alteraciones mentales, fallas en la memoria y síntomas de ansiedad y depresión, advierte el siquiatra Homero Maldonado
Jueves 11 de junio de 2020, p. 2
El coronavirus provoca trastornos en el cerebro que incrementan hasta 30 por ciento el riesgo de muerte en pacientes que se encuentran en áreas de terapia intensiva. Los que sobreviven a Covid-19 son propensos a presentar recaídas de alteraciones mentales y agregar otras, como fallas en la memoria y síntomas de ansiedad y depresión, advirtió Homero Maldonado Mendoza, médico siquiatra del Hospital General de México Doctor Eduardo Liceaga.
En conferencia, el especialista señaló que además de las complicaciones físicas graves, principalmente la insuficiencia respiratoria, la pandemia de Covid-19 también es responsable de afecciones a nivel del sistema nervioso central, de las cuales todavía se conoce muy poco, pero por las experiencias de epidemias previas de enfermedades respiratorias (SARS y MERS), así como por otros virus, es posible anticipar que algunos pacientes presentarán estos males adicionales.
Se sabe, expuso, que una vez superada la infección los virus pueden permanecer en el cerebro durante un año, por lo cual es factible la aparición de padecimientos siquiátricos y emocionales en las semanas o meses posteriores. Éstos pueden ser trastornos por estrés postraumático, de pánico, obsesivo compulsivo y depresión.
Hasta ahora en Covid-19, la mayor experiencia existe en las áreas de cuidados intensivos, donde un grupo de enfermos han desarrollado encefalitis (inflamación del cerebro). Puede ser consecuencia de la respuesta inflamatoria que tiene el organismo para enfrentar al coronavirus, la cual conlleva la generación de anticuerpos.
Estas proteínas que se producen como mecanismo de defensa también pueden atacar otras células del organismo y provocar la encefalitis, así como crisis convulsivas, fiebre, dolor de cabeza, alteraciones conductuales, sicosis y alteraciones en el nivel de conciencia.
Respecto del delirium, Maldonado Mendoza explicó que es frecuente en las áreas de terapia intensiva, donde el enfermo se encuentra desorientado, agitado y con síntomas sicóticos. El desafío para los especialistas es que el tratamiento para este tipo de trastornos es con medicamentos y apoyo de la familia para ayudar al paciente a ubicarse en el tiempo y el espacio.
Para ello, les proporcionan calendarios, fotografías, ejercicios de solución de crucigramas y los ayudan a tener movilidad física. Pero en tiempo de pandemia como la actual, los pacientes están en aislamiento; es imposible brindarles la atención que requieren.
Los episodios de delirium pueden afectar el tratamiento y ser causa de aumento de la mortalidad, dijo el experto. Comentó que los médicos también se enfrentan al reto de proteger a los afectados que a causa de la insuficiencia respiratoria tuvieron que ser intubados. Cuando se recuperan y se les retira el apoyo ventilatorio, se despiertan y tienen una agitación severa, la cual en ocasiones requiere sujeción física de la persona a fin de evitar que se hagan daño o incluso agredan al personal médico.
Mendoza indicó que en ocasiones se informa de estas situaciones a los familiares, pero se debe tener cuidado, porque no los pueden ver. Un reporte de que su paciente está agitado, ansioso o que no duerme, genera más angustia en los parientes. Es necesario explicarles que son cuadros hasta cierto punto normales y reversibles una vez que se supere la causa médica original, en este caso el Covid-19.