Con la caída de los ingresos de los hogares (a causa del Covid-19) crecerán los asentamientos informales, y aquí la pregunta es cuál es la calidad del crecimiento urbano que se va a dar y qué es lo que se debe hacer, expuso Diego Aulestia, jefe de la Unidad de Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En el foro virtual Fortaleciendo la resiliencia de las ciudades mediante la lucha contra la desigualdad urbana, organizado por el el Instituto de Recursos Mundiales México (WRI México, por sus siglas en inglés), indicó que en la pospandemia se debe apostar por una movilidad urbana sostenible, por la reconversión vehicular, por las energías re­novables, por infraestructuras básicas con una ampliación de la calidad y cobertura de (servicios de) agua y saneamiento, por una mejora en la construcción de las viviendas con materiales sostenibles, y por el desarrollo y formalización de la economía del cuidado.

Aniruddha Dasgupta, director global del Centro Ross para Ciudades Sustentables del WRI, comentó que las ciudades están en el centro de la crisis del coronavirus y que, en el caso de México, 83 por ciento de contagios confirmados se concentran en 74 áreas metropolitanas.

A pesar de que la crisis no comenzó entre los pobres, ellos son quienes la están padeciendo de una manera desproporcionada, remarcó que se perfila que entre 70 millones y 100 millones de personas a nivel global podrían caer en pobreza extrema debido a la pandemia.

Llamó a invertir en la creación de empleos y en programas de apoyos para poblaciones específicas, pues esas medidas llevarían, a largo plazo, a la construcción de ciudades más inclusivas, resilientes y bajas en emisiones contaminantes.