Miércoles 24 de junio de 2020, p. 23
Entre 2013 y 2020, el gasto en infraestructura cayó 40 por ciento en términos reales. Esta tendencia se traduce en un freno de entre 1 y 2 por ciento a la capacidad de crecimiento en el país, que en ese mismo periodo avanzó sólo 2 por ciento promedio anual, reportó el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
La caída del gasto en obra pública se debe a que el espacio fiscal se ha reducido año con año, al aumentar los pasivos y obligaciones financieras del Estado. La crisis actual sólo profundiza una tendencia previa, explicó en videoconferencia, Héctor Villarreal, director general del CIEP.
En ese sentido, dijo que si incluso se va por una reforma fiscal dada la coyuntura, el gasto en obra pública deberá competir con otras necesidades de inversión como salud, educación y seguridad. El dilema está enfrente: o construimos un estado social o nos ponemos a invertir en serio en infraestructura. No alcanza para las dos cosas
, subrayó.
El documento Infraestructura en México, prioridades y deficiencias del gasto público destaca el desplome del gasto público en infraestructura en siete años.
En este periodo, 82 por ciento de los recursos se concentraron en cinco sectores. En energía, 47 por ciento; en vivienda, 21; en comunicaciones y transportes, 9; en educación, 3, y en salud, 2 por ciento, detalló Christopher Cernichiaro Reyna, investigador del CIEP.
Como consecuencia, en la última década el número de camas disponibles para dar servicios de salud se redujo a la mitad. México pasó de 1.8 camas por cada mil habitantes en 2010 a 0.9 en 2020, mientras el gasto de inversión en salud se contrajo 57.2 por ciento en los mismos años. Incluso, destaca la disparidad entre los diversos esquemas. Mientras en Petróleos Mexicanos hay 4.2 camas por cada mil habitantes, IMSS Bienestar cuenta con 0.2, al corte de 2020.
Por otro lado, si bien el sector energético recibió 47 por ciento del gasto en inversión pública entre 2010 y 2018, la producción energética disminuyó 30 por ciento. Ello se debe, en parte, a que 15 por ciento de los recursos destinados a este ramo no terminan en infraestructura, sino en el pago de pasivos y pensiones de Pemex y CFE. Mientras, el gasto en infraestructura vio una caída de 52 por ciento en términos reales.
En cuanto a vivienda, si bien 35 por ciento del gasto entre 2010 y 2020 se concentró en Guerrero, Oaxaca y Chiapas, son estos mismos estados los que presentan más carencias de vivienda entre 2010 y 2018. En ese contexto, añadió Villarreal, son necesarios enfoques regionales de inversión y mayor responsabilidad de las entidades federativas.
Por otro, lado, según Cernichiaro Reyna, en la última década el gasto de inversión pública en educación se redujo 4.8 por ciento real cada año y el de infraestructura lo hizo en 16.3 por ciento. Mientras el rubro que muestra un panorama de menos bajas es el de comunicaciones y transportes, por ejemplo, la longitud de la red nacional de carretera aumentó 8 por ciento de 2012 a 2018.