En su libro Ficciones lúdicas: jugar no se acaba nunca, Rodrigo Diez señala que esta actividad puede aportar grandes beneficios en tiempos de confinamiento
Jueves 25 de junio de 2020, p. 6
Para Rodrigo Diez Gargari (Ciudad de México, 1978), los videojuegos pueden aportar grandes beneficios para los seres humanos en tiempos de confinamiento
. Así lo explica el escritor en entrevista con La Jornada a propósito de su libro más reciente, Ficciones lúdicas: jugar no se acaba nunca, que reúne ocho ensayos breves con el propósito de compartir múltiples facetas de ese maravilloso mundo electrónico
.
¿Qué hace únicos a los videojuegos? ¿Qué pasa cuando nos dejamos llevar por sus tramas y abrimos la puerta a la ficción? ¿Es posible socializar dentro de ellos? ¿Nos permiten vivir otras experiencias? Ésas y otras reflexiones son abordadas en el texto publicado por la editorial independiente Dharma Books + Publishing.
Los videojuegos son tan singulares porque poseen tres características: la atracción casi universal de los acertijos, el anhelo de reconocimiento de quienes compiten en línea contra adversarios regados por todo el planeta y la narración de contenidos
, considera Diez Gargari.
Durante la contingencia sanitaria
, añade, las personas pueden dedicar tiempo a los videojuegos debido a que éstos nos ayudan a desarrollar habilidades mentales como la concentración, la coordinación y la capacidad de enfrentar y resolver más rápido algunos problemas. No necesariamente te vuelven más listo, pero la razón principal por la que debemos jugar es para divertirnos.
Ficciones lúdicas… reúne los ensayos Advent y Zork: ¿cómo se empezaron a contar historias?
, Realidades parentéticas: una entrada a mundos desconocidos
, Vagando por dominios virtuales
, Amistades imaginarias
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, Virtudes miméticas
, El futuro de los videojuegos
y Ficciones lúdicas
.
En 1988 Diez Gargari tuvo su primera consola de Nintendo junto con el juego The Legend of Zelda. Desde entonces, el autor no ha dejado de visitar las llanuras de Hyrule, mundo ficticio de ambientación medieval donde tiene lugar esa serie de acciones.
“Como yo, miles de personas se entrometen en estos escenarios virtuales y terminan profundamente inmersos en obras literarias como El señor de los anillos, del filólogo y escritor británico J. R. R. Tolkien; The Warriors, de Sol Yurick (Estados Unidos); La divina comedia, de Dante Alighieri (Italia), y La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne (Francia).
Los videojuegos funcionan como ficciones lúdicas que nos trasladan a otros lugares y nos dejan morar en ellos. Esos sitios, a su vez, nos transforman, y justo ahí está la raíz de su magia: no al evadirnos, sino al transportarnos a destinos ignorados, justo como lo hacen los libros.
Diez Gargari también profundiza en temas como la presunta violencia
que pueden generar algunos contenidos lúdicos, así como en la cantidad de tiempo que se les debe dedicar: “Una objeción común hacia los juegos virtuales es que se les señala como meras ilusiones que conducen a una suerte de engaño, como si lo ‘real’ siempre fuera superior. Pero quienes desprecian su irrealidad se pierden lo mejor de ellos: la oportunidad de actuar de manera vicaria y de explorar otros parajes.
“Muchas personas aseguran que los videojuegos violentos pueden incitar comportamientos denigrantes. No lo creo así, incluso indagué en trabajos académicos que consideraron esa premisa y al final concluyeron que no hay un vínculo causal.
“Es extraño, pero incluso la literatura, las caricaturas y el cine entran en esos terrenos controversiales, es ahí cuando nacen los prejuicios. No me opongo a que niños y adolescentes jueguen o vean tramas consideradas violentas, siempre que lo hagan en compañía de un adulto. De esa forma, los pequeños pueden dialogar al respecto con una persona más grande y comunicarles su sentir.
“Tampoco estimo que los juegos virtuales generen aislamiento por dedicarles varias horas. Actualmente se puede interactuar con otros usuarios del planeta y se vuelve aún más interesante el desafío, porque también se aprende a convivir, a relacionarse, a socializar, a trabajar en equipo.
El videojuego forma parte de nuestra cultura, es un medio expresivo muy importante que se asemeja a otras manifestaciones artísticas, como la música y los cómics. Considero importante erradicar las opiniones negativas preconcebidas para poder entrar en este maravilloso mundo electrónico.
El libro Ficciones lúdicas: jugar no se acaba nunca puede adquirirse en las librerías del Fondo de Cultura Económica, así como en Amazon, y en formato electrónico en la plataforma Bookmate. El costo es de 220 pesos.