a creciente aunque aún moderada apertura de actividades económicas se muestra ya en cierta recuperación del consumo nacional de electricidad. Este consumo lo identificamos con los datos del retiro real
de electricidad de las 108 zonas de carga del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace).
Es, por cierto, una de las formas de identificar ese consumo nacional de electricidad. Otras identifican la producción y las entregas del fluido eléctrico a la Red Nacional de Transmisión (RNT) y a las Redes Generales de Distribución (RGD). También las hay que muestran la facturación del suministro.
Bueno, lo cierto es que poco a poco el consumo nacional de electricidad se recupera. ¿Cuál fue hasta hoy la caída máxima a nivel general? Poco más de 10 por ciento de baja. ¿Y cuál la recuperación? Un par de puntos porcentuales, que expresan el comportamiento de finales de mayo a estos días de junio. Un punto porcentual anual significa poco más de tres teravatios hora (Twh) de consumo, con datos anuales de 2019, del orden de 323 TWh inyectados a las redes.
Equivale, por cierto, a un consumo de 58 millones de pies cúbicos diarios de gas natural en una planta de alta eficiencia. A razón de cerca de siete pies cúbicos de gas natural por Kwh. Sí, es muy probable que a junio el promedio nacional del descenso en el consumo se aproxime a 8 por ciento. Ello, luego de que en mayo la caída máxima fue de 11 por ciento. Aunque en zonas como Los Cabos o Saltillo las reducciones alcanzaron hasta menos 35 por ciento en ese mismo mes.
¿Qué podemos esperar para el resto del año? Perogrullo dice que depende de la forma en que se viva la gradualidad hacia la nueva normalidad.
Decíamos que ya hay indicios de diversas formas de vivir ese retorno a la nueva normalidad. Por ejemplo, en las cuatro zonas de carga de Baja California, es decir, Ensenada, Tijuana, Mexicali y San Luis Río Colorado, el nivel de consumo de las últimas semanas ya supera el del año pasado. Ahí mismo, por cierto, de inicios de año al día de hoy se han vivido tres etapas claramente diferenciadas.
De enero a mediados de abril el consumo fue prácticamente el mismo del año pasado. De la última quincena de abril hasta finales de mayo descendió más de 10 por ciento. Incluso, hubo semanas con caídas superiores a 15 por ciento. Sin embargo, desde la primera semana de junio el consumo ha superado al del año pasado. Incluso, en más de 10 por ciento. En consecuencia, pareciera ser que en esta zona de alta densidad de empresas maquiladoras, articuladas con la producción industrial estadunidense, el consumo pudiera ser mayor al del año pasado.
No es el caso de Baja California Sur, en el que zonas como La Paz, Los Cabos y Villa Constitución continúan deprimidas, sin señales de recuperación. Se trata, como se sabe, de zonas turísticas que hoy –como muchas similares en el mundo– están en profunda crisis. En cuanto al consumo del Sistema Interconectado Nacional, es decir, del total nacional menos la península de Baja California, es notoria una recuperación desde la última semana de mayo. Permite pensar en un gradual ascenso, que pudiera representar una menor baja anual. Del orden de menos 3 o menos 4 por ciento respecto del consumo de 2019.
Este consumo podría ligarse –estimamos– a caídas de la economía del orden de 8 o 9 por ciento. No sólo de 6 por ciento como estimáramos hace semanas. Sin duda.