El debut en la Ciudad de México lo imagino de otra forma. Más vistoso, espectacular, como cualquier boxeador sueña, relata Miguel Berchelt, campeón superpluma del Consejo Mundial de Boxeo, quien el sábado pasado peleó por primera vez en la capital del país, pero en el contexto de la pandemia de coronavirus. Su presentación fue sin público enardecido y en un foro de televisión.

Berchelt, un peleador eficaz y elegante, no tuvo mayor contratiempo para vencer por nocaut técnico a Eleazar Tronco Valenzuela en seis episodios. Sin embargo, el campeón admitió no sentirse pleno. Un poco la altura de la ciudad; otro tanto, lo más importante, la imposibilidad de prepararse como acostumbra.

Nadie puede prepararse al 100 por ciento en una cuarentena, declara; no llegué como acostumbro, más allá de la fortaleza de mi rival, que aguantó como nadie, pero no es fácil entrenar en estas condiciones.

Berchelt se encaminaba para enfrentar al mexicano Óscar Valdez, en uno de los combates más esperados, pero la pandemia arruinó los planes. Una contienda de este perfil, señala, es más conveniente en el entorno de una arena repleta, lo cual por ahora es imposible.

En Las Vegas ya se están haciendo peleas a puerta cerrada, si ofrecen la suma de dinero adecuada para ambos, podríamos realizarla en esas condiciones, aunque en lo personal me gustaría más en un momento que pudiera asistir el público, enfatiza.

Por otra parte, el Consejo Mundial de Boxeo anunció el protocolo para apoyar a los gimnasios en su eventual regreso de actividades. Este giro de establecimientos, esenciales para la industria del pugilismo, pues ahí es donde se prepararan, ha sido muy golpeado y las expectativas de reapertura no son esperanzadoras.

Es un eslabón muy afectado de la industria, en algunas ciudades los deportistas ya pueden entrenar en sus campamentos, pero a los boxeadores aún no se los permiten. Estos establecimientos están pasando por muy malos momentos, dijo el presidente del organismo, Mauricio Sulaimán.