Ya sin identidad, AN recrea engaño
l tiempo ha logrado disipar dudas. El triunfo del PAN al inicio del siglo en las elecciones presidenciales fue producto de la desesperación patológica de una sociedad lesionada por una forma de gobierno que supuso que bastaba con el cambio de partido para dar un vuelco al sistema que lo oprimía.
El error, como ahora se ve, lo sigue pagando el país con miseria, con muerte y corrupción, por citar algunos de los males que crecieron y se desarrollaron con el panismo, que ahora trata de significarse como la opción frente al estilo de gobierno que significa la Cuarta Transformación.
Pero esa opción era un engaño, el PAN y el PRI atendían, y atienden, a una sola forma de pensar, esa en la que el mercado gana y todos perdemos, así que por ningún motivo podrían haberse anunciado como la alternativa, pero lo hicieron porque lo suyo, lo de ellos, en verdad, es la patraña.
Y pese al fracaso que aún duele, y mucho, ahora atacan a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaun, con la cantaleta de la oposición que destruye, que falsea, que no propone, y cuando lo hace, traiciona, como ha sido la forma de hacer política de los azules cada vez más conocida, cada vez menos útil, pero siempre peligrosa para una sociedad a la que el ungüento de las redes sociales, antes que sanar, enferma.
El PAN ahora ha perdido, además, su identidad política; nadie podría decir que es un partido de derecha a secas, más bien los azules se han convertido en una organización apta para la transa y la impunidad, por eso, a fin de cuentas, olvida hasta su afán conservador si de ello depende un buen negocio.
En la Ciudad de México, que muchos tildan de ser una urbe más bien alejada de las ideas de izquierda, el PAN no logra triunfos porque sus habitantes tienen bien claro quiénes son y qué significan los azules. Fox y Calderón les impartieron una muy dura lección, que no han desperdiciado.
Los azules perdieron uno de sus bastiones en la elección pasada: la alcaldía de Miguel Hidalgo, y en los comicios que vienen podrían perder también Benito Juárez, y tan lo saben que han lanzado campañas contra la jefa de Gobierno desde las redes sociales, campañas pagadas, mentirosas, muy a su estilo.
Parecería que en términos reales los panistas ya no significan nada como posibilidad de ganar algo más de lo que tienen, pero la idea, la de ellos, que saben cuál es su realidad, no es otra que destruir lo que para la comunidad se ha logrado en este gobierno y recrear otra elección enferma, donde ellos se constituyan otra vez en el engaño que suponga alivio, mientras el mal avanza.
Esa película ya la vimos... y la vivimos.
De pasadita
Cuidado, la otra del binomio es apoderarse de la agencia de noticias del Estado: Notimex, que después de muchas décadas de lucha contra la injusticia y la corrupción ahora puede ser derrotada por los enemigos de siempre.
El problema de este medio es que requiere de credibilidad para subsistir y eso parece que lo ha perdido sin remedio. Nada bueno puede surgir de una entidad a la que dominará un grupo faccioso alimentado por un proyecto para el que la función de la agencia será propalar no la idea de la 4T, sino el sueño de una injusticia que busca colarse en la médula del gobierno.
Antes de ya deberán ponerse muy atentos quienes dan manotazos en las mesas de negociación que se efectúan alrededor del conflicto en Notimex, porque se trata, como dijimos, de la agencia del Estado, no de la cueva de una banda.