Por los daños asociados al Covid-19 se generará un aumento de la demanda de servicios de salud mental que presionará más al muy limitado sistema, por ello se requieren cambios, mayores presupuestos y mejor distribución de éstos, señaló María Elena Medina Mora, jefa del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En la sesión virtual Intervenciones exitosas par la atención a la salud mental y sicosocial en el mundo, la directora emérita del Instituto Nacional de Psiquiatría de la Secretaría de Salud (Ssa), expuso que ante la pandemia, en esta materia las respuestas han sido excelentes y evaluó como un gran esfuerzo el que ha hecho el sector salud, las entidades coadyuvantes y la sociedad civil en general.

Subrayó que la recomendación es que pensemos en las implicaciones a más largo plazo; es decir, no podemos quedarnos en solventar la emergencia, que es muy importante hacerlo y eso prevendrá de otros problemas mayores, pero tenemos que dar tratamiento a los trastornos no atendidos a la fecha.

Comentó que, a raíz del confinamiento, muchas personas no han ido a su consulta siquiátrica, y advirtió que las afectaciones crecerán, porque las secuelas neurosiquiátricas que estamos viendo en quienes han pasado por esta pandemia son importantes, y todo esto requerirá de un sistema de salud fortalecido.

Ante la relevancia que tiene el tema de las patologías mentales a raíz del coronavirus, es nuestra responsabilidad plantear lo que necesitamos para que esta reforma se haga posible ya que, destacó, toda esta nueva urgencia de medicina especializada viene a establecerse en una estructura para la atención siquiátrica que estaba muy limitada; es decir, sin suficiente cobertura”.

La carga de la enfermedad abarca 16 por ciento de todos los días vividos sin salud por todas las patologías en México y añadió que en el país esta carga es siete veces superior a la proporción del gasto en salud. Explicó que el presupuesto es importante, no sólo aumentarlo, sino también redistribuirlo para que llegue más a la acción preventiva así como para el primer nivel de atención. Además de darle a clínicas y hospitales los recursos que requieren para funcionar, y que hoy no los tienen.

Antes de la pandemia, alrededor de 10 por ciento de la población total requería atención siquiátrica y 80 por ciento de esa comunidad no está solicitando ni recibiendo un tratamiento.