La sobrevivencia de la infraestructura teatral independiente en el país sigue amenazada, advirtieron los creadores escénicos integrantes de la Asociación Nacional de Teatros Independientes (ANTI).

La situación se ha agravado porque carecemos de una normatividad que proteja y ofrezca financiamiento público, no individual, sino a colectivos teatrales; es decir, no existe un fondo para el funcionamiento de los espacios teatrales, explicaron.

Boris Schoemann, del teatro La Capilla; Gabriel Pascal, de El Milagro; Lourdes Pérez Gay, de La Titeria; Teresa Lazcano, de Valu-Arte; Jessica Sandoval, de Un Teatro; Edén Coronado, de la compañía Rinoceronte Enamorado, en San Luis Potosí; el Teatro Las Tablas, de Tijuana; Ariadna Medina, de Murmurante Teatro, y Raquel Araujo, de La Rendija, ambas de Yucatán, y Patricia Estrada, de Área 51, de Veracruz, fueron algunos de los creadores escénicos que demandaron en una reunión virtual la voluntad política de la Secretaría de Cultura federal para atender la necesidad urgente de abrir los teatros de 150 butacas o menos, con las precauciones sanitarias que se indiquen, no sólo por una cuestión económica, sino para quitarnos el miedo a estar juntos.

Los integrantes de la ANTI, que agrupa a 33 compañías de 18 estados del México, deploraron las contradicciones en las normativas, que permiten abrir iglesias y plazas comerciales, en semáforo naranja, pero no los espacios teatrales independientes, sino hasta que el semáforo sea amarillo. Demandamos a las autoridades culturales certezas y que nos escuchen.

Recordaron que los pequeños espacios teatrales independientes tienen una vocación de beneficio social, no lucrativa. Urge reabrir, por supuesto, de manera muy responsable y con absolutamente todas las medidas sanitarias cubiertas. Estamos preparados para ello. Han podido abrir iglesias y centros comerciales, por lo que después de cuatro meses los espacios teatrales requieren de un respiro.

A diferencia de algunos productores que se han beneficiado del Efiartes, nosotros no buscamos el lucro; además, existen diferencias, que van desde la selección del repertorio y el costo del boleto, hasta la capacidad de los espacios, explicó Pascal.

Para las autoridades culturales, destacó, es fundamental que entiendan esas distinciones. Por ejemplo, añadió, “algunos productores se pueden dar el lujo de decir: ‘ahorita no voy a estrenar, porque no me salen los números. A nosotros tampoco nos salen, pero lo que ingresa económicamente mediante los espacios, no se va a nuestra cuenta personal, sino a sostener un proyecto teatral con amplios beneficios sociales”.