Los meses de la pandemia tuvieron un aura dramática para la región a la que pertenece Ibeth Zamora, campeona mundial mosca por el CMB. El pueblo de San Cristóbal Huichochitlán, en el estado de México, fue uno de los que sufrió mayores estragos por contagios y muertes.

Fueron meses terribles para mi comunidad, cuenta la campeona, una atleta ejemplar del pueblo otomí; quizás porque es muy pequeño, hubo muchos contagios y muertes por Covid-19; en ese conteo estamos en el tercer lugar en el estado. Murió gente conocida y cercana; apenas hace unas semanas fallecieron unos vecinos.

Ibeth preparaba su retorno en marzo –no pelea desde noviembre de 2018–, pero la emergencia canceló su cita y sobrevino la crisis por la pandemia.

No me atrevía ni a entrenar en las calles de mi pueblo, recuerda.

Hace una semana pudo volver a entrenar en un gimnasio. No sólo estar bajo la vigilancia de su entrenador, sino también sostener sesiones de sparring, algo impensable en los meses pasados.

Hay un riesgo inocultable de trabajar en el gimnasio, admite Ibeth; por eso en cuanto regresé al gimnasio me aparte de mi familia, porque mi madre es diabética. Es duro alejarse de los seres queridos cuando los tienes tan cerca, pero es mejor que ponerlos en riesgo.

La actual promotora que maneja la carrera de Ibeth tiene planes importantes para el regreso de la campeona mundial. El boxeo de mujeres en Estados Unidos pasa por un momento afortunado. La campeona mundial otomí quiere aprovechar esa coyuntura.

Mi promotora ha estado en pláticas con la empresa Golden Boy, hay interés de que yo enfrente a la medallista olímpica estadunidense Marlen Espinoza. Para mí significaría entrar en el mundo de las grandes carteleras.