Lunes 17 de agosto de 2020, p. 21
En México, las respuestas a los impactos de la pandemia acaso exijan esfuerzos mayores a los de otros países. La economía mexicana, por ser excepcionalmente abierta y depender en un alto grado de sectores como el manufacturero exportador y el turismo, es singularmente vulnerable a distorsiones en los encadenamientos internacionales o a frenos en la demanda externa. Es inescapable la difícil elección entre reducir los riesgos sanitarios y los peligros del desempleo, del paro de actividades económicas, advierte el académico David Ibarra Muñoz.
En ese sentido, considera: Pronto se requerirá una reforma fiscal, mientras se reordenan de inmediato las partidas de crédito y gasto público. Dicho de otra manera, será indispensable incorporar cambios importantes, acaso permanentes, a la política socioeconómica y a las prácticas de planeación del desarrollo
, plantea en un artículo publicado en la revista Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El doctor honoris causa de esa institución educativa subraya que la crisis actual, además de los efectos en el crecimiento, tendrá repercusiones significativas en las finanzas de gobierno y negocios privados, obligando a revisar los viejos paradigmas de la austeridad en el buen gobierno de estados y empresas
. Esto implica menores ingresos, mayor gasto y, por ende, más endeudamiento.
Así, la epidemia de Covid-19 complicará el entramado de políticas
orientadas al alivio de la pobreza y la mejora de la distribución nacional del ingreso, como es el caso mexicano.
Casi sin remedio completo, la pandemia acentuará los estrangulamientos sociales de insuficiencia de ingresos en amplios sectores de la población”, abunda.
Ibarra Muñoz, secretario de Hacienda durante la presidencia de José López Portillo, llama a que, en el contexto de esta crisis, se luche por la flexibilización de las reglas del orden económico internacional, dado que son estrechos los espacios nacionales de acción de las políticas fiscales y monetarias.
Todo ello explica y plantea exigencias de cambio que llegan hasta las viejas reglas restrictivas del orden económico internacional y demandan la creación de otros mecanismos de salvaguarda
, apunta. Reconoce los limitados márgenes fiscales de algunas economías y las tasas de interés negativas, marco en el que se impuso la pandemia de Covid-19 en el mundo.
Subraya que, derivado del uso de la política monetaria para mitigar los efectos de la pandemia, con la reducción de tasas de interés, aumentando la oferta de crédito o extendiendo sus plazos para aliviar endeudamiento, hay el riesgo de confundir una crisis de salud y empleo con una de liquidez o bancaria, esto es, de complicar la selección de los sujetos a quienes se debe o desea proteger
.