La reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales (LFVV) fue mejorada en los meses recientes y la expectativa es que sea analizada en el próximo periodo de sesiones del Congreso, en septiembre, aseguró Mario Puente Raya, director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Semilleros (AMSAC).

En entrevista, expuso que entre las modificaciones está poner un artículo primero que reconoce los derechos de los campesinos en México, y aseveró que es benéfica tanto para la agricultura de autosuficiencia como para la comercial. Es una ley muy positiva para todos, para la agricultura tradicional, ninguna ley reconoce los derechos de los campesinos.

La reforma a la LFVV propuesta en marzo pasado por Eraclio Rodríguez, presidente de la Comisión de Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria de la Cámara de Diputados, fue criticada por diversas agrupaciones civiles porque abría la puerta a los transgénicos y contemplaba penas de cárcel para campesinos que intercambiaran semillas libremente.

El nuevo proyecto de dictamen reconoce el derecho de los campesinos a guardar y conservar su propia semilla. No van a tener ningún tema de sanciones ni de limitación en ningún sentido. Campesinos y comunidades indígenas que producen para autoconsumo tienen salvaguardados sus derechos en este nuevo proyecto.

También se eliminó una disposición de ciertas prácticas que se tipificarían como delito y tenían penas, pero en ningún momento estuvo dirigida a los campesinos, sino a empresas o personas que lucran con una variedad protegida sin el permiso del dueño de la variedad que roban, o que hacen negocio para vender semilla ilegal.

El tema de los organismos genéticamente modificados corresponde a una ley diferente a ésta. Se ha dicho que abriría la puerta a transgénicos, lo cual es incorrecto. Hay una ley de bioseguridad y eso está regulado ahí.

En esta reforma hablamos de variedades vegetales que se obtienen por procesos convencionales, con técnicas que no implican la transgénesis. Se dijo que se iban a patentar plantas y genes, y que los campesinos iban a quedar a merced de las empresas transnacionales, pero en México no se pueden patentar ni plantas ni genes. Está prohibido por la Ley de Propiedad Industrial.

Estas mejoras surgieron de un grupo de trabajo en el que participaron organizaciones con puntos de vista diferentes, gobierno, diputados, academia, sector produc-tivo y organizaciones sociales para adecuarse a los compromisos contraídos en el TMEC, señaló.