La Cruz Roja aboga por atención
Los mecanismos para localización en la región no deben aplazarse
Viernes 28 de agosto de 2020, p. 16
La desaparición de personas es un problema de dimensiones catastróficas
en muchas naciones de América Latina, incluido México, por lo representa uno de los grandes retos humanitarios en la región, señaló el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
En entrevista con La Jornada, Rafael Barrantes, coordinador para personas desaparecidas de la delegación regional México y Centroamérica, indicó que las búsquedas se han detenido debido a la pandemia y se deben implementar mecanismos para retomarlas.
Para el CICR, resolver el destino y el paradero de las personas desaparecidas, pese a ser tiempos de Covid-19, es un reto diario para el que se requieren mecanismos eficaces y coordinados de búsqueda y procesos forenses de calidad. En México, cifras oficiales reportan más de 73 mil desaparecidos.
El domingo 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. En ese sentido, Barrantes consideró que esta fecha representa un recordatorio de que las familias necesitan que los estados resuelvan los casos y les brinden justicia y certeza, pues enfrentan constante sufrimiento y dificultades físicas, emocionales, sicosociales, económicas y legales. Destacó los esfuerzos del gobierno federal para comenzar a implementar la ley en la materia, reorganizar el Sistema Nacional de Búsqueda y la coordinación con la Fiscalía General de la República para los procesos de investigación.
Y, recientemente, que el Ejecutivo federal haya sometido al Senado la declaración con la que México acepta la competencia del Comité de Naciones Unidas contra las Desapariciones Forzadas para conocer casos individuales. Estos pasos son la base, pero si se queda sólo ahí, será insuficiente
, remarcó el especialista.
Para conmemorar el Día Internacional de los Desaparecidos, el CICR lanzará este domingo un video musical que produjo en alianza con Playing for Change, titulado Hasta la raíz, obra compuesta por Natalia Lafourcade y Leonel García, con la participación de más de 15 músicos de América Latina y donde se expresa a las familias que no están solas en su búsqueda.