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Tratamos de adaptarnos a la nueva forma de vivir: Nacho Beristáin

Sueldos más bajos y riesgo en funciones precarias, panorama del boxeo mexicano

El legendario entrenador reabrió el Romanza y trabaja a puerta cerrada ante la pandemia

 
Periódico La Jornada
Jueves 3 de septiembre de 2020, p. a12

Romanza, el gimnasio de Iztacalco donde el mánager Ignacio Beristáin ha forjado a decenas de campeones, estuvo cerrado durante los meses de cuarentena. El veterano entrenador rara vez se ausenta de su establecimiento que huele a esfuerzo y suena al monótono ritmo del cuero golpeado por jóvenes y consagrados.

Ahora trabaja a puerta cerrada ante las eventuales funciones sin público que empiezan a realizarse en México. Sólo sus peleadores con compromiso acuden en horarios escalonados. Tratan de cuidar en lo posible cualquier riesgo de contagio de coronavirus.

Un oficio de paciencia

Mi oficio es de paciencia, así que no tuve inconveniente en seguir las recomendaciones y quedarme confinado, cuenta Beristáin; los muchachos son los que estaban desesperados, sobre todo cuando empezaron las primeras funciones a puerta cerrada, porque todos querían participar.

En esos meses donde el gimnasio estuvo en silencio absoluto, Beristáin tuvo que afrontar el impacto de conservar a su equipo. Pensó que sólo duraría uno o dos meses, pero no que sería una etapa larga que exige modificar las normas de vida social.

Los gastos del gimnasio no pararon, recuerda; tampoco los de mis entrenadores. Al principio les pagué su sueldo normal. Pero cuando esto quedó claro que era para largo, pues tuve que reducir sus salarios y pues pegaron de brincos. Ahora estamos tratando de salir adelan-te en esta nueva forma de vivir.

Las carteleras a puerta cerrada son la alternativa a la imposibilidad de convocar público en las funciones. Esta modalidad se convirtió en la única salida laboral para el gremio. Beristáin, sin embargo, previene que corren el riesgo de ser atraídos por ofertas injustas en funciones precarias y con pocos cuidados.

Las funciones que se han hecho en la Ciudad de México han servido para darle oportunidad a peleadores no muy conocidos, pero prometedores, expone Beristáin; ese sector de peleadores de pocos rounds y carreras modestas son los que se benefician de estas alternativas. Aunque hay que advertir que los sueldos bajaron mucho. Ahora cobran la mitad de los que se solía pagar en una pelea.

Los peleadores que tenían oportunidad de trabajar en Estados Unidos por ahora no cuentan con esa opción. En este momento no hay condiciones ni ofertas para mover boxeadores por la frontera.

Víctimas de los promotores

Sólo un puñado apenas eran los que podían pelear allá, comenta el mánager; pero, hay que decirlo, muchos eran víctimas de promotores voraces que llevaban muchachitos a caerse allá a cambio de unos pocos dólares. No podían reclamar porque les pagaban para eso y abusaban laboralmente de ellos.