Domingo 6 de septiembre de 2020, p. 4
El martes próximo, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, entregará a la presidenta de la Cámara de Diputados, Dulce María Sauri, el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2021, cuyo eje continuará sosteniendo la política de apoyo a los sectores más desfavorecidos y mantendrá los programas instituidos por la administración federal en 2018. El paquete económico también incluirá los Criterios Generales de Política Económica, la Iniciativa Ley de Ingresos de la Federación y, en su caso, iniciativas para reformar disposiciones hacendarias.
El año pasado, el Ejecutivo federal entregó su propuesta con modificaciones que dieron por resultado ingresos adicionales a la propuesta original. Y en el Senado se aprobó la Ley de Ingresos con ajustes, como descartar la regularización de los llamados autos chocolate, la eliminación del cobro de derechos por uso de agua en el sector agrícola y la reducción en la tasa de retención del impuesto sobre la renta (ISR) para plataformas digitales.
En San Lázaro se aprobó el PEF y el resto del paquete económico en materia de ingreso, gasto y deuda pública. En los Criterios Generales de Política Económica se presentó un escenario macroeconómico menos favorable en comparación con lo que se anticipaba a mediados de 2019.
Para entonces, el Fondo Monetario Internacional –octubre de 2019– ajustó a la baja en 0.1 por ciento sus estimaciones de crecimiento económico global para 2019 y 2020, al ubicarse en 3.2 por ciento para 2019, y en 3.5 por ciento para 2020. Por los signos de desaceleración de algunas economías avanzadas, de la debilidad en los fundamentos macroeconómicos en algunas economías emergentes, el aumento en la volatilidad en el mercado financiero, así como riesgos existentes que podrían complicar su desempeño económico los siguientes meses.
Desde entonces, la SHCP dio cuenta de factores que podrían limitar el desempeño de la economía mexicana, como la continuación y profundización de las tensiones comerciales que afecten las cadenas globales de producción y el crecimiento global de mediano plazo, que se agudicen los riesgos geopolíticos, una desaceleración de la economía de Estados Unidos por el agotamiento del estímulo fiscal y condiciones más restrictivas en los mercados financieros internacionales por los procesos de normalización monetaria de las economías avanzadas que afecten la inversión a escala mundial.
A raíz de la pandemia de Covid-19, las previsiones para 2020 se modificaron dramáticamente, pues se esperaba un crecimiento real anual del PIB de entre 1.5 y 2.5 por ciento, con un incremento puntual de 2.0 por ciento para efectos de las estimaciones de finanzas públicas.