Martes 8 de septiembre de 2020, p. 26
A unos días de cumplirse un año de la masacre perpetrada el 5 de septiembre de 2019 en la colonia Valles de Anáhuac de Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde policías estatales y elementos del Centro de Análisis, Inteligencia y Estudios de Tamaulipas (Caiet), en complicidad con militares, dieron muerte a ocho personas, familiares de las víctimas exigieron que se haga justicia.
A la conferencia de prensa realizada en la casa de uno de los parientes, en Valles de Anáhuac, acudió el sacerdote católico Carlos Raúl Ramírez Moreno, quien viajó desde Los Ángeles y cuya sobrina Jennifer fue asesinada.
En el ataque perecieron Wilbert, Juana Yetzel y Enrique, los tres de 20 años de edad; Jennifer, de 21; Severiano, de 34; Cindy Esmeralda, de 39, así como Luis Fernando y José Daniel, de 19 años.
Nos dirigimos con todo respeto a usted, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, gobernador de esta entidad (emanado del Partido Acción Nacional), para hacerle saber a usted y a toda la nación el abandono que hemos padecido, primeramente de la Comisión Estatal de Atención a Víctimas, instancia que debería ser la primera en atender a las familias para resolver los agravios. Esto le ha restado credibilidad a su gobierno, pues lacera y lastima a las víctimas de las violencias cometidas por miembros del Estado
, señaló el clérigo.
Consideró que Jennifer y las otras siete personas fueron víctimas de una guerra que sólo privilegia a los gobernadores
.
Raymundo Ramos Vázquez, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, expuso que, únicamente hay dos uniformados detenidos en una cárcel donde gozan de todos los privilegios
, tres se acogieron a la figura de testigos colaboradores y dos están prófugos.