Morena arrancó su proceso de renovación de la dirigencia nacional con la primera encuesta de reconocimiento que se levanta desde ayer en todo el país, en medio de descalificaciones entre los aspirantes, mezcladas con llamados a la fraternidad.

Apoyado por empresas encuestadoras seleccionadas para el proceso, el Instituto Nacional Electoral (INE) dio inicio ayer al levantamiento de 4 mil 500 entrevistas, con las que se definirán la presidencia nacional y la secretaría general del partido.

A la par, luego de que en distintos foros con militantes el diputado federal Porfirio Muñoz Ledo, quien busca la dirigencia, acusó que alguno de los aspirantes –en referencia al líder de los diputados, Mario Delgado– buscan impulsar al actual Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, rumbo a 2024, el canciller descartó ayer tener otros objetivos más allá de su cargo.

El único proceso en el que estoy involucrado es cómo traer a México rápidamente las vacunas, que es lo que me ha instruido el señor Presidente, indicó Ebrard por la mañana durante la conferencia de prensa en Palacio Nacional.

Al referir que una de las peticiones hechas por el mandatario a los integrantes de su gabinete fue tener convicción, agregó: eso opera como una vacuna contra la mezquindad y la calumnia. No nos distraemos; es lo que nos ha pedido el Presidente y es lo que vamos a seguir haciendo.

En tanto, Delgado llamó a la calma, a la vez que se definió como un promotor de la unidad. Hay que tener mucha calma, mucha madurez en este proceso. Debemos tener fraternidad entre quienes integramos el Movimiento de Regeneración Nacional; nuestros adversarios están afuera, los conservadores, quienes no quieren que avance el proyecto de la transformación, por lo que cualquier división entre nosotros les favorece. Explicó que ha viajado a distintas entidades con sus propios recursos para acudir a actos organizados por militantes.

Por medio de un video, Citlalli Hernández, aspirante a la secretaría general, quien ha presentado propuestas encaminadas a hacer equipo con Muñoz Ledo, afirmó que lo que está en juego es la definición de una dirigencia que administre el cambio o que profundice el cambio.

Sería una derrota para Morena si después de este proceso terminamos más confrontados, y no será la derecha la que nos lastime, sino entre dimes y diretes, en discursos de odio, seamos nosotros los que más nos lastimemos, advirtió.