El año pasado aumentaron 20 por ciento las carpetas de investigación por violencia de género en la Fiscalía General de Justicia capitalina respecto de 2017 y 2018, principalmente por violencia familiar, con 20 mil 318 casos, y abuso sexual, con 3 mil 725, lo cual refleja que las estrategias del gobierno local en materia de prevención y atención de la violencia de género empiezan a generar la confianza necesaria para denunciar, aseguró la Secretaría de las Mujeres (Semujeres).

La dependencia destaca el fortalecimiento de las unidades territoriales de atención y prevención de la violencia de género (Lunas), como acciones para contribuir a disminuir la violencia contra las mujeres, que entre el primero de agosto de 2010 al 31 de julio pasado atendieron a 71 mil 36 personas y proporcionaron 83 mil 399 servicios entre atención inicial, asesoría jurídica y atención sicológica.

El informe que la titular de la dependencia, Ingrid Gómez Saracíbar, expondrá hoy ante la Comisión de Igualdad de Género del Congreso capitalino, que preside la diputada de Morena Paula Soto Maldonado, señala que con motivo de la emergencia sanitaria por Covd-19 se establecieron protocolos para garantizar la continuidad de la atención en 16 de las 27 Lunas, una por demarcación territorial.

Apoyos a víctimas

Las Lunas, añade, forman parte de la estrategia de prevención y atención de la violencia familiar en el contexto de la pandemia, con un protocolo de atención telefónica, una plataforma virtual y un modelo de coordinación interinstitucional de las redes de ayuda a las mujeres. Adicionalmente se dio un apoyo a 500 mujeres víctimas de violencia en situación de mayor vulnerabilidad de mil 500 pesos por tres meses.

Del programa Abogadas de las Mujeres en Agencias del Ministerio Público, señala que fueron atendidas 49 mil 954 víctimas de violencia; se originaron 12 mil 45 carpetas de investigación; se tramitaron 192 solicitudes de medidas de protección de emergencia y se atendió a 621 personas en los espacios de refugio para las mujeres y sus hijas e hijos que se encuentran en situación de violencia extrema.

La pandemia, señala el informe, disminuyó el acceso a recursos económicos a las mujeres cuya actividad primordial se concentra en comercio y servicios, y que antes de la pandemia enfrentaban situaciones de precariedad laboral y una acentuada carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, lo que incrementó las barreras que viven para salir de círculos de violencia, dejar a sus agresores o activar redes de apoyo.