Prácticamente la mitad de la población en México con 50 años o más tenía alguna enfermedad crónica, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

No es casualidad, de acuerdo con especialistas del organismo, autoridades e investigadores en salud. El incremento de la obesidad está vinculado al aumento de enfermedades no sólo físicas, sino también cognoscitivas.

La Encuesta Nacional de Salud y Envejecimiento (Enasem) 2018 reveló que 47.9 por ciento de las personas con más de 50 años en el país tenían alguna enfermedad crónica, entre las que destacan hipertensión, que afectó a 40 por ciento; diabetes, a 23 por ciento, y artritis, 11 por ciento

De acuerdo con el Inegi, 56.1 por ciento de los hombres presentaron alguna de las siguientes patologías: hipertensión, diabetes, enfermedad pulmonar, artritis, infarto, embolia y/o cáncer; en el caso de las mujeres fueron 41.7 por ciento.

Además, la obesidad pasó de ser un padecimiento para 18.7 por ciento de los hombres de más de 50 años en 2001 –primera vez que se levantó la Enasem– a 22.7 por ciento en el ejercicio levantado hace dos años y presentado este primero de octubre. En el mismo lapso, de 25.2 por ciento de las mujeres mayores de 50 años que registraban obesidad en 2001, pasaron a 31.3 por ciento.

Uno de los aspectos más delicados es el incremento en obesidad. Sobre todo en dos países: Estados Unidos y México, que disputan cuál va más alto que el otro, explicó Rebeca Wong, investigadora de la Universidad de Texas en el área médica. Esto se debe a un aumento en el consumo de alimentos procesados y a la menor actividad física, añadió.

En 2018, 35.2 por ciento de la población de 50 años y más realizaba ejercicio al menos tres veces por semana, comparado con 40.4 de 2012.

Luis Miguel Gutiérrez, director general del Instituto Nacional de Geriatría, recalcó que estos datos deben servir para generar política pública. Enfrentamos más el riesgo de la longevidad que el de muerte prematura, y este escenario implica también una presión para los sistemas financieros, dado que la esperanza de vida de la población que está iniciando su vida laboral llegará casi a las 10 décadas.

Por ello, indicó, es necesario cambiar la visión para estudiar la vejez. Lejos del tsunami plateado o una carga, se debe hablar del envejecimiento saludable y cómo financiarlo tanto en lo individual como en lo social.

Se derivan 300 estudios para mejorar políticas públicas

La Ensaem 2018 es la quinta encuesta del mismo ejercicio que se levanta en México y que se realiza en 35 países. Es un estudio longitudinal, es decir, que ha dado seguimiento a las personas que desde 2001 ya tenían 50 años y a quienes se han ido agrupando en este segmento de población.

Wong subrayó que de este acopio de datos se han derivado 300 publicaciones y estudios vinculados con la población adulta. Se está analizando cómo las características de la infancia afectan la vejez, cómo lo hacen el trabajo en la salud de la población mayor y cuál es la esperanza de vida libre de demencia y dolor, entre otras afectaciones.