Las políticas neoliberales que muchos gobiernos en el mundo adoptaron durante los años 80 y 90 del siglo XX no sólo plantean nuevos problemas históricos, sino que son causantes de epidemias como el ébola, el sida, la influenza A/H1N1 y ahora el nuevo coronavirus, afirmó el historiador peruano Marcos Cueto Caballero.

El investigador cerró el ciclo de conferencias Epidemias, pandemias y Covid-19 desde la historia que organizó el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la Universidad Nacional Autónoma de México, las cuales se transmitieron por el canal de YouTube de esa institución, donde quedarán grabadas.

Cueto Caballero explicó que el reto de los historiadores de la salud en estos tiempos es sumarse a la promoción de lo que ahora se conoce como salud planetaria; es decir, el cuidado de las personas y del medio ambiente.

Detalló que si durante la guerra fría el objetivo no era sólo erradicar la malaria, sino el comunismo; el nuevo contexto político que surgió después (el neoliberalismo) se enfocó en reducir el tamaño del Estado, y con ello recortar servicios sociales, precarizar los sistemas públicos de salud y hasta privatizarlos. Eso es lo que ha llevado al desastre que estamos viviendo.

Incluso las repuestas al neoliberalismo, como el Partido de los Trabajadores en Brasil, continuó el historiador, tuvieron contradicciones, pues creían que iba a ser posible mantener políticas neoliberales y un sistema de salud. Hasta los gobiernos más progresistas se enfocaron en resolver el problema de la pobreza extrema, pero no las inequidades. Hubo proyectos muy buenos para combatir la pobreza extrema, pero nunca se modificaron las desigualdades que ahora se revelan con la pandemia.

Pionero en el tema de la historia de la medicina y la salud pública en su natal Perú, el especialista puntualizó que los estudios históricos revelan que las epidemias matan menos personas que las enfermedades de largo plazo.

En general, puntualizó, en los países latinoamericanos, las enfermedades endémicas a las que nos hemos acostumbrado están vinculadas con padecimientos que tienen que ver con la carencia de servicios básicos o de estilo de vida, y son más devastadoras.

Las pandemias son de corta duración, consideró Cueto Caballero, “pero de gran intensidad y llaman más la atención, porque intervienen multitud de actores que discuten sobre el tema, como lo vemos ahora en torno al Covid-19. Todo mundo se siente un poco epidemiólogo.

“Son de corta duración, pero revelan prácticas e ideas de larga extensión sobre el cuerpo y la salud. Son momentos en que se magnifica la relación entre la ciencia y la política, la cual siempre existe, pero aparece más clara durante las epidemias, como ahora, que vemos en casi todas las conferencias de prensa en el mundo que opinan las autoridades políticas y científicas, y hay conflicto entre ellas.

“La medicina tiene como fin el tratamiento y la curación; sin embargo, muchas epidemias tienen que ver con problemas relacionados con la pobreza. Entonces, hay un conflicto permanente entre el enfoque curativo y la reproducción social constante de la enfermedad.

Los médicos son muchas veces bomberos que tratan de apagar las llamas de una casa cuya cocina y horno están constantemente provocando el fuego.

El historiador señaló que parece que las pandemias atacan a todos por igual, pero progresivamente se va revelando que el gran protagonista es la pobreza y que los más vulnerables y quienes tienen menos posibilidades de protegerse o seguir medidas higiénicas son los pobres.

Otro tema que aparece de manera constante es el estigma, detalló Cueto: “si en la Edad Media se culpó a los judíos por la lepra, en Perú y muchas ciudades latinoamericanas, cuando hubo peste bubónica se culpaba a los chinos. El presidente Alberto Fujimori en los años 90 culpó del cólera a los ‘sucios’, como llamaba a las personas que vivían en zonas urbanas marginales y que según él no les gustaba lavarse las manos, sin tomar en cuenta que 50 por ciento de la población no tenía acceso al agua”.