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Mi padre decidió no robarme cámara, dice José Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Martes 6 de octubre de 2020, p. a12

La afición no ha sido hostil con José Luis Castillo júnior, hijo del ex campeón del mismo nombre. Quizás, supone, no lo persigue la pesada sombra de un boxeador legendario o uno cuya fama sobrepasa lo tolerable en la vida común. También, y sólo especula, se debe a que no ha tenido tanta proyección y el público no lo tiene bajo la lupa severa de las expectativas.

Hay un cuidado bien pensado para no repetir los errores de otras familias consagradas al boxeo. Los Chávez son un referente en todos los sentidos. Los Castillo tratan que esa herencia deportiva no sea como una maldición.

Mi papá conoce a la gente adecuada por su carrera, comenta José Luis; pero no quiere robarme cámara ni meterme una presión innecesaria y que me afectaría.

Castillo, el padre, no sólo es recordado por ser dos veces campeón del mundo en peso ligero. Además de los varios rivales de élite que enfrentó, para muchos fue el vencedor en el primer combate ante Floyd Mayweather en abril de 2002. Los jueces, sin embargo, no le dieron el triunfo.

Mi papá tuvo una carrera muy respetable, pero no fue tan grande como Julio César Chávez, considera Castillo júnior; eso me ayuda a tener mi propia identidad y que no me estén comparando con su trayectoria y victorias.

Castillo padre sólo cumple el papel de mánager, apoyado en los contactos que hizo en una larga carrera como peleador. El entrenamiento y trabajo en la esquina durante los combates son completa responsabilidad de su hijo y equipo.

Mi papá no está en la conferencia ni en las entrevistas hablando por mí, aclara; tomó distancia de mi trabajo en el gimnasio y en el cuadrilátero. Él sólo se encarga de abrir puertas y negociar.

Incluso con los contactos de su padre, este año Castillo júnior no ha tenido fortuna. Desde la última pelea en noviembre de 2019, no ha conseguido otra oportunidad. Tres veces ha estado a punto de volver, la más reciente el 25 de septiembre como respaldo en la exhibición de Julio César Chávez y Jorge Arce, pero distintas razones las han frustrado.

En un momento de desánimo pensé hasta en retirarme si no podía conseguir peleas, confiesa; fue sólo la frustración del momento. Sé que el boxeo es coraje y paciencia para levantarse.

La familia ha pasado por momentos críticos. En julio de 2019, Christian Castillo, también hijo del ex campeón, sufrió un derrame cerebral tras una sesión de espárring. La lesión necesitó cirugía y desde entonces el joven se recupera de manera favorable. Eso los unió de forma más poderosa y comprometida con el boxeo..

En ese momento hablamos sobre la posibilidad de abandonar el boxeo, comenta; pero hoy estamos más comprometidos. Queremos seguir cada uno en su trinchera: yo como peleador, mi hermano tal vez sea entrenador y mi papá como mánager. El riesgo de un accidente en el boxeo siempre estará latente, como en la vida misma.