Bogotá. Miles de indígenas que sufren el recrudecimiento de la violencia en Colombia se concentraron ayer muy cerca de la sede presidencial, en el centro de Bogotá, para exigir ser escuchados por el presidente Iván Duque, quien criticó la movilización en medio de la pandemia del Covid-19.

La minga (marcha) social, popular y comunitaria, que reúne a comunidades originarias del suroeste del país, una de las más castigadas por grupos armados que se financian del narcotráfico, se congregó en la Plaza de Bolívar tras nueve días de viaje a pie y en autobús.

Unos 7 mil manifestantes con cubrebocas avanzaron sin contratiempos o choques con la fuerza pública, custodiados por la tradicional Guardia Indígena, provista de chalecos, radioteléfonos y bastones con cintas multicolores.

Se rompió el miedo, declaró Ferley Quintero, miembro del Consejo Regional Indígena del Cauca.

Según el dirigente, los pueblos originarios resolvieron cruzar parte del país para sentar su voz de rechazo contra las políticas oficiales y hacerse escuchar por el presidente, ante su negativa de reunirse cara a cara con ellos en Cali, a unos 460 kilómetros de Bogotá y próximo al Cauca.

Aunque son múltiples sus reclamos, los indígenas han hecho sentir con fuerza su denuncia contra la ola de violencia que los envuelve, y que según sus líderes ha dejado al menos 167 muertos en más de dos años de gobierno de Duque.

Los participantes de la minga, como se conoce en quechua a la organización colectiva, durmieron el domingo en un centro deportivo que fue adaptado para recibirlos por orden de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, opositora del gobierno.

Enfrentado a la severa crisis económica que trajo la pandemia, Duque se expresó molesto por esta aglomeración en Bogotá cuando el país está cerca de alcanzar un millón de contagios con 28 mil muertos en siete meses de emergencia sanitaria, aunque evitó referirse al pedido de un encuentro cara a cara con los indígenas.

El gobierno ha rechazado el diálogo directo por considerarlo una suerte de debate que a su juicio sólo puede darse en el Congreso.

Si tenemos discusiones démoslas en el marco de la democracia, sin emplazamientos ni ultimátums, afirmó el mandatario.