Hace unos días, el boxeador Carlos Cuadras arrojó un resultado positivo por coronavirus. Era falso. Más tarde, otras pruebas confirmaron que estaba libre de contagio. Pero en las horas de incertidumbre, los organizadores vivieron la angustia de una función de gran magnitud, el 23 de octubre en Ciudad de México, que podía estar en riesgo.

Son momentos de angustia porque tienes que plantear la posibili-dad de encontrar un relevo, comenta Guillermo Brito, director operativo de Zanfer; “sobre todo cuando ya hiciste todo el trabajo para promover a un peleador en específico".

Mientras analizaban cómo resolver en caso de confirmarse la presencia del virus en Cuadras, empezaron a buscar rivales alternos para el campeón supermosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), Francisco Gallo Estrada. Los estudios salvaron la pelea. Eso, señala Brito, deja en evidencia la precariedad y estrés con los que se vive el boxeo en la actualidad.

A todos los estudios médicos reglamentarios ahora se agregan los de Covid-19, señala; en cualquier momento aparece un positivo y se puede caer la pelea estelar. Para esta velada tuvimos que separar a dos boxeadores que sí tenían el virus, aunque, como todos, eran asintomáticos. Es mucha presión y riesgo en cada función.

Esta será la primera cartelera a puerta cerrada en la Ciudad de México con campeonatos mundia-les en disputa. Habrá tres cinturones en juego: el de Gallo Estrada, en peso supermosca por el CMB; el de Julio César Martínez, en mosca por el CMB; y el del nicaragüense Román Chocolatito González, en supermosca por la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

Este año no buscaremos el regreso del público a las arenas, asegura Brito; en 2021, según se presenten las condiciones, estamos analizando una propuesta, pero hace falta demasiado para tener listo un protocolo para el regreso de la gente a las funciones.

La asociación con empresas de promoción de escala internacional les permitió producir esta función del viernes, en los estudios de televisión del Ajusco. Un respaldo financiero sin el cual sería imposible producir funciones de esta magnitud

Dividimos gastos, pero nosotros no hacemos el más significativo, explica; hay que reconocer, dadas las circunstancias mundiales, los boxeadores han aceptado reducir sus aspiraciones económicas para poder sacar adelante estos proyectos.

El problema de no poder contar con el respaldo de la Comisión de Boxeo de la Ciudad de México quedó atrás. El organismo local, dependiente del gobierno, aún permanece cerrado y no puede otorgar aval ni a peleadores ni a la función. Por lo cual, los organizadores se ampararon con la Fecombox (Federación de Comisiones de Boxeo de la República Mexicana) y la comisión del estado de México para cumplir con los reglamentos en esta contingencia.

No estamos trabajando contra la Comisión, explica, pero por el momento está cerrada por instrucción de las autoridades. Nosotros respetamos esa disposición y no estamos al margen de la ley. La Combox como dependiente del gobierno no puede sancionar. En cambio, la Federación Mexicana de Futbol, como es independiente, tiene un torneo sin restricciones, más allá de la prohibición del público.