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Nada qué reclamar en mi derrota, dice Carlos Cuadras
 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de octubre de 2020, p. 4

Carlos Cuadras ganaba los primeros episodios ante el campeón supermosca Francisco Gallo Estrada el viernes pasado. En el mejor episodio del retador, el tercero, con el monarca que se levantaba de una caída, parecía tocado, la campana sonó antes de tiempo: faltaban más de 20 segundos para el final.

En el boxeo, en esos segundos puede cambiar una historia, recuerda Cuadras; “pero no quiero especular con lo que pudo ocurrir y no sucedió. No sé si fue un error humano o quisieron proteger al Gallo porque había caído. No lo sé y ya no importa”.

Fue casi medio minuto que hizo falta. Un lapso que tuvo al mejor Cuadras de la noche, pero que no le despierta sospechas de alguna conducta opaca. Las cosas sucedieron así y no quiere perder tiempo imaginando otros desenlaces.

No puedo amargarme la vida atorado en algo que no va a cambiar, dice Cuadras sin pesar; “el resultado es lo que sucedió. El Gallo fue inteligente, me pegó abajo, me restó fuerza y condición. Al final me conectó bien y ya no pude reaccionar. Así es el boxeo”.

Cuadras prefiere analizar sus propios errores. Recapacitar que descuidó la defensa, bajó la guardia por momentos en aras de ir al ataque, detalles que lo diezmaron para que en el episodio 11 Estrada lo noqueara.

“El Gallo es un gran peleador con una estupenda técnica”, describe; también su entrenador Alfredo Caballero es un hombre muy profesional. No necesitan ayuda de nadie. Un error de alguien no debe manchar el trabajo limpio que hicieron. Son igual que yo, porque me considero honesto. No hay nada qué reclamar.

Después de un combate las miradas se concentran en los ganadores. Pero hay formas de perder. Algunas derrotas brillan tanto como la victoria, reconoce Cuadras con orgullo.

Estoy satisfecho porque nos entregamos por completo. Era un pleito pendiente y lo demostramos con pasión y carácter. Estuvimos a la altura de lo que se espera cuando dos mexicanos boxean, una guerra técnica y con muchos golpes. También con mucho honor. Cumplimos.