Una amplia y notable muestra de la dramaturgia contemporánea escrita por mujeres de distintas generaciones ha sido reunida en Ritual de tintas: antología de dramaturgas mexicanas, una compilación de 11 obras que, desde diversas perspectivas y estilos, permite visibilizar y valorar el trabajo, el talento y los intereses temáticos de un grupo de creadoras escénicas.

Desde hace 18 años no se publicaba una antología con tal número de autoras en activo y que fuera representativo de las dramaturgas mexicanas de la primera mitad del siglo XXI, explicó Gabriela Ynclán, compiladora de la muestra.

Durante la presentación del libro, que se realizó de manera virtual en la cuenta de Facebook de la Coordinación Nacional de Literatura, las también creadoras Estela Leñero, Edna Ochoa y Reyna Barrera destacaron la calidad de los trabajos y la importancia que representan.

Se trata de una compilación de obras en las que la creación de situaciones, así como de los personajes femeninos, son más claros y profundos como corresponde a la sicología contemporánea, que tienen que ver con los anhelos y necesidades de las mujeres actuales, destacó Leñero.

Las dramaturgas del siglo XXI ya no son las de la centuria pasada. A éstas las podemos reconocer como pioneras que vencieron distintos obstáculos y sobresalieron en su quehacer, aunque han sido muy ignoradas por la historia del teatro mexicano. Con las del siglo XXI es otra manera de ver y reflexionar la realidad, destacó Leñero.

Publicada por el sello Paso de Gato, con selección y prólogo de la maestra Gabriela Ynclán, la antología incluye: Lapsus, de Verónica Bujeiro; Grito al cielo con todo mi corazón, de Ximena Escalante; Orden de amor, de Elena Guiochins; Laberintos, de Virginia Hernández; Un muerto en el jardín, de María Luisa Medina; Latitud 179° 02’ de Verónica Musalem; En busca del paraíso, de Edna Ochoa; Una historia de perros, de Rosa Helena Ríos; Deus ex Lupina, de Artemisa Téllez; Que Dios reparta suerte, de Camila Villegas; Por los ojos y el alma o Mi muerte vestía de rojo, de la misma Gabriela Ynclán.

De acuerdo con Edna Ochoa, las dramaturgas han luchado contra las estereotipos desde un enfoque feminista y femenino. En esa lucha, las autoras han puesto a sus personajes como sujetos capaces de luchar por un cambio o dejar la semilla de su experiencia para otras generaciones. No sólo cuestionan la condición de la mujer, sino también incorporan la voz del oprimido, porque los modelos masculinos impuestos a los hombres también los oprimen aunque tengan más privilegios que ellas. Mostrar las injusticias es relevar una conciencia histórica femenina y feminista.

La publicación de la antología es parte de ese esfuerzo, apuntó Ochoa, quien enlistó algunas de las temáticas que abordan: la explotación sexual infantil, el desmembramiento del tejido social, la corrupción, la violencia, los feminicidios, el desplazamiento forzado, el narcotráfico, relaciones lésbicas y una joven que desea ser torera. Hay comedias con corrosivo humor sobre el abuso masculino y las relaciones de pareja, el poco reconocimiento a las científicas, sobre el gastado lenguaje de los sicoanalistas o el robo de mascotas.